Aun cuando la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se empeña en subrayar que el proceso de elección de su candidato presidencial será imparcial y equitativo, tanto dentro como fuera de ese instituto político la realidad parece rebasarlos.

Si bien el 8 de octubre se llevará a cabo la reunión del Consejo Político Nacional (CPN) para designar a sus nuevos integrantes –quienes, a su vez, decidirán el método para la selección del abanderado priísta a la Presidencia de la República–, los casi seis años de campaña y de promoción personal que llevó a cabo el ex gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, lo colocan en el imaginario tricolor como el candidato natural, a partir de la ventaja que, según diversas encuestas, tiene sobre sus posibles adversarios.

La fórmula que se determine para elegir candidato será una decisión colegiada, en la que el Comité Ejecutivo Nacional y sus demás órganos de gobierno serán un árbitro imparcial, aseguró la secretaria general del PRI, Cristina Díaz Salazar, quien agrega en entrevista que las traiciones que se dieron en el pasado provocaron un severo daño al partido y es una lección que no se debe olvidar, por lo que, insistió, lo más importante hacia el 2012 es la unidad del tricolor.

Sin embargo, esa unidad se ha visto amenazada por la inconformidad que expresa el grupo de priístas que apoya la candidatura del senador Manlio Fabio Beltrones, ante la presunta candidatura natural de Peña Nieto, molestia que va en aumento con expresiones como la que hace unos días hizo la dirigencia del Partido Verde, incondicional aliado electoral del PRI desde 2001.