éxico padece un grave problema de salud pública por culpa del uso masivo de clembuterol para engordar ganado.
El pasado 17 de octubre, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) señaló que durante el Mundial de Futbol Sub-17, celebrado en México entre junio y julio, 109 de 208 jugadores examinados presentaron concentraciones del anabólico. Según el jefe médico de la FIFA, Jiri Dvorak, sólo cinco equipos participantes no tuvieron integrantes que dieran positivo en las pruebas.
Apenas unos días antes, la Agencia Mundial Antidoping (AMA) había perdonado a cinco futbolistas mexicanos que dieron positivo por clembuterol en exámenes previos al inicio de la Copa Oro 2011 de la Concacaf en Estados Unidos, al entender que fueron víctimas de un problema sanitario que afecta a México.
En lugar de reconocer la realidad, las autoridades mexicanas pusieron el grito en el cielo. Desgarrándose las vestiduras, Rocio Alatorre, comisionada de Evidencia y Manejo de Riesgos, de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), rechazó los señalamientos de la FIFA y dijo que no les preocupan los informes de esa federación, porque no los conocen y no pueden comprobar su veracidad.
Lo mismo hicieron los engordadores de ganado. Álvaro Ley, presidente de la Asociación Mexicana de Engordadores de Ganado, garantizó que 97 por ciento de la carne que se consume en el país proviene del sacrificio en rastros tipo inspección federal (TIF) y municipales, que cuentan con estrictos controles de seguridad del Servicio Nacional de Sanidad Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y la Cofepris.
Pero el problema existe y es grave. Tan es así que el secretario de Salud (Ssa), Salomón Chertorivski, reconoció que, a raíz de la revisión practicada a 50 rastros después de la denuncia de la FIFA, fueron clausurados nueve por haberse comprobado que operaban de manera irregular, usaban clembuterol y mantenían situaciones insalubres. ¡Casi 20 por ciento!
Pese a las declaraciones oficiales, los testimonios sobre el uso del fármaco en el territorio nacional son abrumadores. Apenas en junio pasado, el presidente de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Veracruz (Agave), Octavio Nájera García, afirmó: Yo calculo que arriba de 50 por ciento de la carne que se consume en Veracruz tiene clembuterol
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El esteroide está prohibido en la industria cárnica en México por sus efectos negativos en la salud humana. Sin embargo, se utiliza masivamente porque los engordadores de ganado tienen muchos alicientes para usarlo y el costo de hacerlo es muy bajo. No les importa violar las normas sanitarias, porque las ganancias que obtienen son altas y el riesgo limitado.
El clembuterol es un engordador artificial de ganado. Se usa para mejorar la conversión alimentaria de reses, puercos y aves, ya que aumenta la masa muscular y disminuye el tejido graso de los animales que lo consumen, al tiempo que aminora la ingesta oral. Es decir, con menor volumen de alimento los engordadores obtienen más kilos de peso corporal. La mezcla de 4.8 gramos de fármaco en una tonelada de alimento para ganado puede elevar el peso de cada res en 1.7 kilogramos diariamente.
El clembuterol permite engordar el ganado más rápidamente y con mayores ganancias. Una res, manejada correctamente y alimentada con piensos de calidad, tarda cinco meses en obtener el rendimiento óptimo. En cambio, si consume el anabolizante alcanza ese nivel en tres meses. Además, cuesta una décima parte de lo que valen otros productos químicos para engordar animales.
Muchos vendedores y distribuidores de productos cárnicos en México piden que la carne provenga de reses alimentadas con el químico o de lo contrario no la compran. Entre los consumidores se ha impuesto la moda de adquirir carne sin grasa, de cortes americanos tipo ryb eye, New York, T bone. Para atender la demanda del mercado, los productores recurren, con frecuencia, al uso del esteroide.
En los hechos, la Sagarpa no puede controlar a los engordadores porque no tiene la capacidad institucional para hacerlo ni el personal suficiente. En los rastros municipales, equipados con infraestructura muy pobre, priva la ausencia de normas. Cuando de vez en cuando se apresa a un ganadero que usa clembuterol, se le ponen multas ridículas, mucho menores que sus ganancias, y queda libre con rapidez. Además, el fármaco es vendido en el mercado negro a diestra y siniestra, por kilos o por costales.
Desde hace 20 años, pero aún más a raíz de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la cadena de producción de la agricultura industrial en México ha estimulado el uso de clembuterol. A pesar de que nuestro país tiene grandes extensiones de territorio aptas para impulsar el pastoreo extensivo, se ha optado por desarrollar un modelo de ganadería intensiva en establos basada en la engorda con granos, antibióticos y hormonas para estimular el crecimiento.
Según José Manuel González Mota, presidente de la Comisión de Desarrollo Agropecuario del Congreso de Aguscalientes, los ganaderos que no utilizan el químico para engordar sus reses simple y sencillamente están fuera del mercado, porque si no lo hacen no logran vender su producto, y la prueba es que esa sustancia tiene unos 20 años de utilizarse en el estado
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En julio pasado, la justicia china condenó a muerte y a severas penas de cárcel, que van desde cadena perpetua a nueve años de prisión, a cinco hombres culpables de producir y vender carne de puercos engordados con clembuterol. Fueron acusados de poner en peligro la salud pública. Aunque en México el uso del esteroide está tipificado como delito, quienes se lo dan al ganado gozan de casi absoluta impunidad. Pequeña diferencia.