Diputados del PRI confrontaron la postura de Felipe Calderón acerca de la participación de la Procuraduría General de la República (PGR) en la investigación del posible desvío de recursos en gobiernos estatales.

Señalaron que el Ejecutivo federal ha iniciado una guerra de lodo contra las fuerzas opositoras a su administración y su partido, colocando por encima del interés nacional el de su grupo político y las fuerzas que le acompañan; Calderón no ha llegado a ser siquiera un presidente mediano, porque acusa sin pruebas con objeto de posicionarse ante una opinión pública que cada día cree menos en él.

Sami David David, José Ramón Martel y Alejandro Moreno Merino demandaron al Ejecutivo que aporte pruebas contra las administraciones locales que han desviado recursos públicos en beneficio particular.

David David consideró que Calderón actúa como juez y parte, e insistió en que si tiene elementos de denuncia debe aportarlos. La democracia es sinónimo de transparencia y de rendición de cuentas. Creemos que el gobierno federal, no sólo en corrupción sino en transparencia, es de los gobiernos con mayor opacidad, sobre todo en programas sociales y el ejercicio de recursos públicos con un sentido social.

–¿El gobierno escala en la vertiente de señalamientos contra los partidos de oposición?

–Es una estrategia de lodo, es muy lamentable, está contribuyendo a enrarecer el clima de gobernabilidad del país, anticipándose a los tiempos electorales, asumiendo una posición de jefe político del PAN y de jefe de campaña.

José Ramón Martel resaltó que Calderón se equivoca al no asumirse como jefe de Estado, sino de un partido.

Lo que es verdaderamente intolerable es dirigir los ataques desde el poder público a la militancia de cualquier partido político. Si se comprueban actos de corrupción contra algún gobernador, sea cual sea la militancia, se le debe castigar por haber cometido un posible delito.

–¿Qué presagia la actitud recurrente de descalificación y duda presidencial?

–Lo he dicho: ante la falta de resultados del Presidente, hay una clara intención distractiva. Prefiere estar en la pirotecnia verbal, tratando de distraer al pueblo de México, asumiéndose como jefe de campaña, porque los grandes problemas nacionales no se han solucionado.

Lo que presagia esto es un Presidente inmerso en la contienda del año que viene, no asumiéndose como jefe de Estado, porque ni él ni su partido quieren perder el poder político. Sus convicciones democráticas comenzamos a ponerlas en duda. Seguramente el Presidente de la República se quedará solo, sin sustento y sin apoyo popular.

Con dureza, Alejandro Moreno demandó congruencia a Calderón, y señaló: “es necesario que el señor Presidente valore y mida muy bien lo que está sucediendo, porque es algo que él va a resentir; simple y sencillamente porque nos debe decir qué tan honesto es el gobernador de Jalisco, qué tan honesto es el gobernador de Baja California, el de Guanajuato, o qué tan honestos son los actos y decisiones que desvían recursos públicos a la elección de Michoacán.

Una cosa es ser acusado de genocida, pero otra es que le aumenten la acusación de utilización de recursos públicos a la campaña de Michoacán. Nunca ha dejado de ser un buen panista, nunca ha querido ser un mediano presidente, jamás tendrá la oportunidad de ser un político de confianza.