La fuga de 30 reos y el asesinato de otros 44 en el penal de Apodaca, Nuevo León, fue tema de debate ayer en el Senado de la República. En tribuna, el coordinador de los senadores del Partido del Trabajo (PT), Ricardo Monreal, denunció que en los pasados cinco años, de acuerdo con información oficial, se han registrado 887 incidentes violentos en las cárceles del país, entre ellas riñas, motines, homicidios y violaciones, con un saldo de 740 internos muertos y más de 772 fugados.

El legislador zacatecano dijo: Esta masacre constituye un hecho atroz que vulnera las nociones más elementales de la dignidad humana; no se trata de un hecho aislado, pues en México, en las últimas administraciones se han presentado casos de fugas y, peor aún, de asesinatos al interior de los penales. En lo que va de esta administración 772 prisioneros se han fugado. En la mayoría de los casos con la complicidad de custodios, directivos y quizá del personal del más alto nivel directivo y gobernante.

Refirió que tan sólo del penal estatal de Tamaulipas se escaparon 152 reclusos (el 17 de diciembre de 2010), luego de que los custodios les abrieron las puertas, en lo que constituye la fuga más numerosa en la historia del país. Poco antes, el 10 de septiembre, en Reynosa, 89 presos se dieron a la fuga sin que hubiera registro de un solo tiro”.

Los penales, abundó, son el reflejo del Estado. Dime qué cárceles tienes y te diré qué tipo de Estado eres. Los lamentables sucesos de Apodaca vienen a corroborar lo que todo México sabe. Las cárceles de alta seguridad son de alta peligrosidad. No están en manos del Estado, sino de la delincuencia.

Destacó en su intervención el petista que “el autogobierno es la forma como los cárteles le han expropiado al Estado su función más elemental: mantener el control del sistema penitenciario. Los penales mexicanos son el ejemplo vivo de un Estado fallido. La delincuencia organizada entra y sale de las prisiones como Pedro por su casa”. Por lo anterior, propuso que se solicite al Ejecutivo un informe.