La compañía Nemian Danza Escénica comenzó ayer una temporada en el Foro Experimental Black Box del Centro Nacional de las Artes.

El programa, cuyas funciones terminarán el domingo 26, va de la teatralidad absoluta a la abstracción absoluta, expresa su directora Isabel Beteta.

El primer fin de semana presentará Carnaval en el bosque, del japonés Katsura Kan, cultivador del butoh, mientras los días 24, 25 y 26 se bailará Epitafios, de la estadunidense Kathryn Alter, y Recuerdos (estos fragmentos de vida), cocreación de Rosario Verea e Isabel Beteta, programa diseñado para mostrar una escala de posibilidades que la compañía abarca en lo escénico.

Mientras Epitafios parte del movimiento –Alter montó todo el movimiento y hasta el final supimos de qué se trataba, es decir, se trabajó la parte interpretativa–, el butoh, no, aunque va hacia ello y lo utiliza.

Si bien la parte coreográfica es muy precisa y no haces un gesto que no es, los tiempos son al gusto de cada uno, explica Beteta.

La bailarina y coreógrafa siente particular atracción por el butoh, especialmente en el espíritu de Kan, quien ahora busca conectarse con la danza contemporánea de otra forma.

Carnaval en el bosque consta de seis partes, cada una con cierta independencia de la otra. Kan, ahora que estuvo en México, nos comentaba que desarrolla una investigación de lo que hace reír al ser humano. Siento que lo que él trabaja mucho es la sorpresa. El corte sorpresivo para manejar ese aspecto. Para mí es una obra de la transformación, de que como intérprete tienes que cambiar de atmósfera rapidísimo de una cosa a otra. Es interesante porque contrasta de repente con las ideas preconcebidas que se tienen del butoh, de que siempre es lento, intenso. En este caso tiene cierta ligereza. En el butoh la cara se usa mucho como máscara, entonces la gesticulación se ve un poco exagerada.

Isabel Beteta, bailarina y directora de Nemian Danza Escénica, durante un ensayo de Recuerdos (estos fragmentos de vida)Foto Roberto García Ortiz

Dos obras vinculadas a la memoria

Epitafios y Recuerdos tienen que ver con la memoria. En el primero hay un personaje que representa un recuerdo y mientras no se vaya, los demás no se pueden liberar de su movimiento. De allí que siempre hace el contrapunto. Recuerdos es un estreno, aunque ya se había dado a conocer un fragmento en otro ciclo. Tiene que ver con esa manera de que te asaltan los recuerdos. De repente te vas a una parte de tu vida que parece no tener coherencia con otra. La obra está construida con base en escenas cortas, la mayoría de ellas muy nostálgicas, algunas un poco cómicas; además, crea ambientes oníricos.

En cuanto a la coautoría de Recuerdos, Beteta señala que es la primera vez que dentro de la compañía dos integrantes trabajamos sobre la misma obra y creo que eso sólo puede pasar cuando llevas muchos años juntos (Nemian nació en 1993 como grupo de cámara). Casi lees la mente del otro y eso es una gran ventaja. En lo que a mí corresponde me fueron llegando las imágenes. En ese sentido tiene como una estructura de poesía. Una imagen, luego, otra que se hila y, luego, otra que se hila. Rosario tenía otras imágenes y era interesante unir o intercalarlas porque trabajamos ritmos muy distintos.