Moscú, 17 de agosto. La condena a dos años de prisión a las tres integrantes del grupo de rock ruso Pussy Riot tras ser declaradas culpables de vandalismo y odio religioso al manifestarse contra el presidente Vladimir Putin recibió críticas de Estados Unidos y organismos de derechos humanos, y cientos de personas protestaron varias partes de Europa por el veredicto.

La vocera del Departamento de Estado estadunidense, Victoria Nuland, afirmó en un comunicado que Estados Unidos está preocupado tanto por el veredicto como por las desproporcionadas sentencias dictadas contra miembros de la banda Pussy Riot y su negativo impacto sobre la libertad de expresión en Rusia. Apremiamos a las autoridades rusas a revisar el caso y garantizar que la libertad de expresión es respetada.

La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, señaló: estoy muy decepcionada con la decisión de la justicia rusa, y consideró que la sentencia es desproporcionada.

El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, afirmó estar preocupado por las consecuencias de esta pena para el futuro y la libertad de la sociedad civil rusa.

John Dalhuisen, directivo del programa para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional, declaró que las autoridades rusas deben revocar el fallo de la corte y liberar inmediatamente a las integrantes de Pussy Riot.

Según el organismo, el juicio es otro intento del gobierno ruso para desalentar y quitar legitimidad a la disensión; consideró que probablemente provocará el efecto contrario y afirmó que se trató de un duro golpe a la libertad de expresión.

Human Rights Watch manifestó que el veredicto y los cargos contra el grupo fueron inapropiados y desproporcionados, por lo que coincidió en demandar su inmediata liberación, luego de que pasaron cinco meses en prisión en espera de sentencia.

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, por conducto de la responsable de libertad de prensa de la organización, Dunja Mijatovic, criticó la condena, al señalar que las acusaciones de vandalismo y odio religioso no deben emplearse para limitar la libertad de expresión.

El portavoz del presidente ruso, Vladimir Putin, se negó a comentar la condena y sólo se limitó a decir que se trata de una decisión de la corte.

La policía de Moscú detuvo este viernes a 30 personas que se manifestaron ante el tribunal que declaró culpables a las tres integrantes de la banda.

Entre los arrestados están el crítico del Kremlin y ex campeón del mundo de ajedrez Gari Kasparov y el líder opositor Serguei Udalzov, informó la agencia de noticias Interfax.

En tanto, manifestaciones en apoyo al grupo reunieron a cientos de personas en varias ciudades de Europa.

En París, unas 200 personas recibieron con abucheos la sentencia. Algunas tenían la cara cubierta con capuchas de colores, tal como aparecen las jóvenes rusas en el video filmado en la catedral moscovita.

Al grito de ¡Libertad a Pussy Riot!, decenas de personas, en su mayoría jóvenes punks, se manifestaron frente a la célebre Sagrada Familia de Barcelona contra la condena en Moscú.

En Varsovia, un centenar de manifestantes desfilaron con capuchas de colores y tiras adhesivas en la boca. Antes de iniciarse la marcha, cuatro mujeres encapuchadas imitaron la oración de Pussy Riot contra Putin.

En Londres, unas 50 personas se congregaron en el Royal Court Theatre, en el centro de la ciudad, donde se había puesto en escena una obra corta en la que actrices interpretaron los alegatos de las tres jóvenes durante su juicio.

En Bruselas, unas 50 personas se reunieron cerca de la embajada rusa, algunas de ellas con retratos del presidente ruso, al que bautizaron Vladimir Pussy.

En Sofía, los manifestantes concurrieron al monumento a los soldados del Ejército Rojo y cubrieron las esculturas de los soldados con capuchas de colores.

En Kiev, una militante del movimiento ucraniano Femen, con los senos al descubierto, cortó con una sierra de motor una cruz erigida a la memoria de víctimas de la represión estalinista.

En Berlín, seis simpatizantes del grupo se encadenaron a la reja que rodea a la embajada rusa en esa ciudad.