lguna mente perversa introdujo en Los Pinos en estos últimos días del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa el lenguaje deliberadamente críptico del profeta de salón, el que él empleaba para que no fuera completamente comprendido por todos en el siglo XVI, pues el propio Nostradamus era el primero en reconocer el peligro que entrañaba que todos los hombres tuvieran a su alcance, sin comprenderlo del todo, cuál sería su destino y cómo habrían de ser desplegados todos los peligros implícitos en él.
Así nos sucede precisamente ahora en el país. Todos quisiéramos saber cuál será por fin la posición que asumirá el PRD en caso, por mucho el más probable de todos, de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declare válidas las elecciones para presidente de la República, y pase al Poder Legislativo el dictamen, que no será el caso de que sea el propio Presidente de la República quien haga la declaratoria correspondiente, como hizo el presidente Zedillo, quien dio tales muestras de ansiedad y prisa para dar el triunfo de las elecciones a Vicente Fox, que se pasó por el arco al IFE y a su presidente, y se apresuró a declarar, él mismo, triunfador al candidato del PAN, algo así como la habría hecho Gorbachov en su caso.
A juzgar por las recientes declaraciones del presidente del PRD, en un tono amenazante, no tenemos los mexicanos más que de una sopa que tomar, pues la otra ya se acabó, o se invalidan las elecciones, o habrá un estallido de violencia en el país
. Los puerquitos, las gallinas y las vaquitas que el grupo calificador del PRD ya determinó que fueron la prueba, irefutable, de que el PRI compró el voto de los electores. Aquello de la república del amor y la revolución de los claveles se acabó. De allí en adelante, será el estallido de la violencia
, que se extenderá como un flamazo por todo el país, lo que determine, en resumidas cuentas, quién va a gobernar este país.
¿Las instituciones? ¿cuáles instituciones? Si alguna vez el candidato del PRD habló de ellas fue seguramente por error. En algún momento nos dio la oportunidad de optar por la revolución de terciopelo, como en Checoslovaquia, que puso fin al régimen comunista en noviembre de 1989, encabezada por el dramaturgo disidente Vaclav Havel, que acabó con el régimen comunista, y propició el divorcio entre la República Checa y Eslovaquia precisamente, cuatro años después.
La revolución de los claveles, que el 25 de abril de 1974, en Portugal, puso fin a la dictadura de casi 50 años de Marcello Caetano, constituyó uno de esos levantamientos sociales, ordenados y pacíficos, contando en ese caso, con el apoyo del ejército, el cual, con un clavel en la boca de cada fusil, se levantó en armas, y con sólo tres o cuatro muertos en total, se dio un suave y ordenado golpe de Estado, que señalaron para siempre, los golpes de Estado sangrientos al estilo Pinochet en Chile, en 1973.
Así se han producido otros golpes de Estado, o pronunciamientos militares, como gustan los chilenos pinochetistas que se llame al derrocamiento de Salvador Allende: o como según la teoría política les denomina genéricamente: regímenes de excepción
. El caso es que los dirigentes o creadores, en muchos de ellos, los denominaron con nombres de flores. Además de los ya mencionados estarían: el de la rosa, en Georgia, que el 23 de noviembre de 2003, argumentando precisamente haberse realizado un fraude electoral y Eduard Shevardnadze es derrocado, en favor de Saalakachvili, quien entra en el parlamento con una rosa en la mano, respaldado por la oposición reformadora y pro occidental
Falta mencionar los casos de la revolución naranja, en Ucrania, el 22 de noviembre de 2004; la de los tulipanes, en Kirguistán, el 24 de marzo de 2005, y finalmente la de los jazmines, en Túnez, donde esta flor blanca es emblemática. Simboliza la pureza y la tolerancia.
Ojalá que los dirigentes de oposición, que dan la impresión de que al hablar tan contundentemente de que si no viene el dictamen del tribunal electoral a su gusto, no se producirá en México una revolución floral, sino que sin ambages ni reserva alguna, lo que se generará en nuestro país será el estallido de la violencia social
. No se olviden de la historia de México, y recuerden que cuando no había muchos mexicanos más, de 10 o 12 millones de habitantes, nuestro movimiento armado produjo millón y medio de hermanos muertos, y varios años de lucha política para restablecer las institucuiones nacionales, y las relaciones internacionales. La economía mexicana no fue fácil ni rápido restablecerla, y todavía en el sexenio 1946-1952 la divisa del gobierno, era el desarrolo estabilizador.
Por otra parte, nos hemos enterado por LeMonde.fr, uno de los diarios más leídos en todo el mundo, el que a su vez, utilizando como fuente, al Inegi mexicano, hablando de la inseguridad en nuestro país, que hubo 27 mil 199 homicidios en 2011, nada más, que equivalen a un porcentaje de 24 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Y por si estos datos estremecedores fueran poco, dice Le Monde, que de 2007 hasta finales de 2011 las estadísticas del Inegi, llegan a 96 mil 632 asesinatos, y que para fines del actual sexenio de gobierno, la cifra llegará a 120 mil homicidios. lo cual puede calificarse como una explosión del número de asesinatos en México, sin pasar por alto que en estos números, se incluyen las muertes de soldados, policías y civiles, hombres mujeres y niños muertos en muy diversos incidentes armados, en prácticamente todo el territorio nacional, y como consecuencia de motivaciones muy diferentes.
La espiral de barbarie provocada, aparentemente, por la guerra contra los narcotraficantes y los ajustes de cuentas entre pandillas, parece haber cancelado todos los tabúes referentes al respeto a la vida humana. Después de décadas de caída del porcentaje de homicidios, México cuenta, por desgracia, con un aumento vertiginoso, lo que hace retroceder al país y libera sus viejos demonios
, dice al respecto Le Monde (21 de agosto de 2012). Únicamente Nostradamus podría dar una versión más confiable, para saber hacia dónde vamos.