La crotalista mexicana ofreció un programa inscrito en su Cruzada del Arte por la Paz
La prima ballerina regresó, como prometió al recibir la medalla Pushkin en 2011
Sábado 29 de septiembre de 2012, p. 5
Moscú, 28 de septiembre. La prima ballerina mexicana Sonia Amelio, considerada –y en cada nueva actuación lo demuestra con creces– la mejor crotalista del mundo, deslumbró con su virtuosismo al público moscovita, que se dio cita la noche del lunes anterior en la prestigiada Casa de la Música de la capital de Rusia.
En esta visita, la número 19 desde la primera que realizó a la entonces Unión Soviética por invitación del Teatro Bolshoi, la también coreógrafa presentó un variado programa que inscribe en su Cruzada del Arte por la Paz.
La maestra Amelio, durante ya 17 años, lleva a escenarios de todo el orbe este mensaje de reconciliación y entendimiento entre los pueblos.
Al recibir en junio del año pasado la medalla Pushkin, con la que el gobierno de Rusia distingue a los extranjeros que han destacado en el área de la cultura y las artes, Amelio hizo una promesa.
“Me encantaría regresar (…) para bailar y tocar, que es lo que mejor sé hacer, para poder demostrarle mi emoción, mi agradecimiento y todo mi cariño entrañable a este país, que tanto adoro”, manifestó en esa ocasión.
Ahora pagó esa deuda de cariño con Danza grande, mujer chiquita, baile impecable que se nutre de tradiciones zapotecas. Al compás de La Sandunga, La Tortuga y La Llorona, Amelio plasmó tres etapas muy importantes en la vida de una mujer: la fertilidad, el alumbramiento de su primer hijo y la felicidad de ser madre.
Entre las piezas, se proyectaron videos sobre la trayectoria de ya más de 50 años de éxitos de la también concertista de piano, directora de orquesta y actriz en los más reconocidos escenarios de México, Rusia, Gran Bretaña, Estados Unidos y otros países.
Diversidad de técnicas
Para deleite del público, el programa incluyó, además de una ejecución simplemente magistral de los crótalos, piezas únicas porque cada una refleja la diversidad de técnicas que domina a la perfección Amelio: zapato de punta, zapato suave, zapato de tacón y cascabeles, que con su arte se convierten en instrumentos de concierto.
Esa mezcla de técnicas y vestuarios, dieron vida a Fantasía Oriental, con música de Joaquín Rodrigo, La Princesa de Oriente, basada en la Sherezada de Nikolai Rimsky-Korsakov; el Capricho Italiano, con música de Piotr Tchaikovsky, y la Rapsodia Húngara No. 2, de Franz Liszt, entre otras piezas.
Después del estreno de este programa en México y de su presentación en Rusia, Sonia Amelio, infatigable creadora que confiesa vivir por y para el arte, llevará su Cruzada del Arte por la Paz a otros países de Europa y América Latina.