El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, pidió a los jóvenes no descorazonarse ante la nueva coalición conservadora y dinosáurica que tiene frente a sí el país.

Al conmemorar el 44 aniversario de la matanza de Tlatelolco en el Museo de la Ciudad de México, el mandatario, acompañado de la escritora Elena Poniatowska, Gilberto Guevara Niebla, Salvador Martínez della Rocca y otros luchadores sociales, aseveró que al final de cuentas la historia ha dado la razón a los jóvenes, que ante el autoritarismo lucharon por la expansión de los derechos sociales.

Sin embargo, advirtió, aunque en otro tiempo y otro momento, tenemos enfrente otra inmensa coalición conservadora que no debe hacernos perder la esperanza.

Lo digo porque eso está vivo, ese... dinosáurico ahí está, tenemos enfrente una gran coalición conservadora y alguien puede sentirse descorazonado. No lo hagan, no perdamos nuestras convicciones, cada quien donde nos toque, apuntó.

Destacó la trascendencia del movimiento del 68 en un momento en el que imperaban las fuerzas más reaccionarias, empezando por el entonces presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz, cuyo autoritarismo, al leer sus discursos, resulta impresionante, y a quien conjuntamente con sus aliados se le hizo muy fácil “suponer que con esa masacre iban a impedir –eso es lo importante– el avance de las causas que aquellos jóvenes defendían: libertad, derechos, expansión de derechos sociales, creación de otra sociedad”.

A 44 años del movimiento estudiantil, hay una inmensa gratitud a los estudiantes que intervinieron, porque nos han demostrado que tenían razón, que enfrentaron condiciones extraordinariamente adversas, que pasaron los años y el autoritarismo fracasó; hoy tenemos un gobierno electo en el DF, tenemos libertad de todo género, derechos que avanzan.

Elena Poniatowska afirmó que el 68 no puede compararse a los más de 60 mil muertos y desaparecidos de hoy; tampoco puede compararse al trato que se ha dado a las víctimas por las que se preocupa Javier Sicilia, desde el día en que asesinaron a su hijo en Cuernavaca, Morelos. Sin embargo, el movimiento estudiantil de 1968 y la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco son el punto de partida de la violencia que ha sufrido México en los pasados 44 años.

Hasta que Cuauhtémoc Cárdenas, cuando fue jefe de Gobierno del DF, en 1997, decidió izar la gran bandera del Zócalo a media asta, el movimiento estudiantil y su desenlace mortal fue tabú en los periódicos mexicanos, añadió.

La autora de La noche de Tlatelolco señaló que a pesar de sus fallas y contradicciones, el movimiento del 68 es una hazaña del México contemporáneo. Más allá de los partidos, las iniciativas ciudadanas respondieron a una necesidad profunda, la de la democracia que nos enseña a curar nuestras heridas y a manifestar nuestro amor por la libertad.

Recordar el movimiento estudiantil de 1968 no es simple obsesión o machaconería. Tan cierto que como un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla, es que una sociedad que no consiga ponerse de acuerdo sobre su pasado inmediato estará destinada a caminar en la oscuridad, aseveró.

Con la masacre de Tlatelolco el gobierno contrajo una deuda con el pueblo mexicano, dijo. Por ello propuso que a 44 años de ésta se declare a esta entidad Distrito Federal de los Estudiantes. Bien podría ser el DF ciudad estudiantil, bicicletera y pacífica que redimiera su pasado de autoritarismo y de represión.

Indicó que un nuevo movimiento de jóvenes, el #YoSoy132, surgió como protesta contra la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana el 11 de mayo; desde entonces la presencia de los muchachos en la calle y en los espacios públicos ha crecido; no ha cejado en su intento de decirnos lo que tienen en el corazón. Ojalá sepamos escucharlos y construir con ellos una nueva comunidad en la que campeen la pluralidad y la alternancia.