Lunes 22 de octubre de 2012, p. 8
El compositor estonio Arvo Pärt recibió ayer el encargo de escribir una partitura de gran formato para los dos órganos monumentales de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, orquesta y coros. También, inició la coordinación con las autoridades de la Basílica de Santa María de Guadalupe para que su partitura titulada Virgencita, que escribió y estrenó con dedicatoria para México, sea interpretada en ese recinto por el Coro de Niños Cantores de la Basílica, el próximo 12 de diciembre.
Ayer fue la última jornada de Arvo Pärt en nuestro país, luego de una semana plena de intensidades: llegó el domingo 14 de octubre a Malinalco, a la casa del embajador de México en Estonia, Agustín Gutiérrez Canet, a quien se debe su visita al país; ahí conoció el Ex Convento Agustino de Malinalco, que data del siglo XVI.
También visitó el Museo Nacional de Antropología para después viajar a presidir una gira de conciertos, en tres noches consecutivas, como parte del Festival Internacional Cervantino, en las ciudades de Guanajuato, León y el Distrito Federal, donde la noche del sábado recibió el reconocimiento del público mexicano que abarrotó ese coso y escuchó, acontecimiento inusual en los conciertos donde todos aplauden apagando la última nota, el silencio final de todas sus obras. Público creciente y enterado el de Arvo Pärt en México.
Ayer domingo ocurrió una de sus experiencias más intensas: pasó varias horas en la Basílica de Guadalupe, en un recorrido por las instalaciones guiado por las autoridades eclesiásticas.
El momento más significativo ocurrió cuando pasó junto a él una de las varias peregrinaciones que llegaban: la gente más pobre de México portando regalos y arreglos florales suntuosos.
Conmovedora escena: la gente humilde frente al genio de la música, por cuyas mejillas rodaron lágrimas.
Culminó su recorrido guadalupano agitando con el brazo alzado, a manera de saludo, una rosa roja, cortada el 12 de octubre por los oficiantes de la Basílica, parado en el pasadizo deslizado eléctricamente bajo el óleo de la Virgen de Guadalupe, sonriente el músico.
Su sonrisa y el sonido de las monedas que depositan los pobres de México en las amplias alcancías, los cánticos marianos, tambores, trompetas, estandartes, rostros morenos en éxtasis repentino, sonidos e imágenes, experiencia única que jamás olvidaré en mi vida, como nunca olvidaré lo que he vivido todos estos días en México
, dijo el compositor a La Jornada.
Después se trasladó a la Catedral Metropolitana, donde continuó observando a las personas, bromeó con niños, abrazó a los ancianos, contempló los óleos virreinales y los órganos monumentales en el interior del recinto y recibió entonces la invitación de Instrumenta Oaxaca, que dirige Ignacio Toscano, de escribir una partitura para esos instrumentos, orquesta y coros.
Se volvió a perder entre la multitud a un lado del Zócalo. Baño de pueblo. El genial Arvo Pärt entre la gente común.
Jamás olvidaré todo lo que he vivido en estos días en México
, repitió conmovido, su mano en su corazón.