Obra de teatro Butoh de Natalia Cuéllar a cargo de la compañía Ruta de la Memoria
Se ensañaron con las embarazadas y de eso nadie habla
, señala la directora
Se presentará en el Museo Universitario del Chopo del 29 de mayo al primero de junio, con entrada libre
Lunes 27 de mayo de 2013, p. 7
En Chile, durante la dictadura, a las mujeres se les aplicó un tipo de tortura sexual muy específica para violentar su condición de mujer y degradarlas. Hubo una serie de mujeres embarazadas por las violaciones dentro de los campos de tortura; de esos niños, muchos nacieron quién sabe dónde y muchos no alcanzaron a nacer. Esa historia en Chile no se habla. Así denuncia Natalia Cuéllar Díaz, directora de la compañía Ruta de la Memoria, de visita en México como parte de una gira.
Cuerpo quebrado, obra de teatro-butoh, nace como un homenaje a todas las mujeres que vivieron la represión en Chile durante la dictadura
, con la historia de tres mujeres, prisioneras políticas que desaparecieron entre los años 1974 y 1976 en manos de la Dirección de Inteligencia Nacional, y de cuyos hijos no se sabe nada. Sus nombres: Michelle Peña, Cecilia Labrín y Reinalda Pereira.
“En el fondo fue: ‘¿cómo, tú mujer, te metes en política?, cuando tu papel es estar en casa, cuidando los hijos’”, relata Natalia Cuéllar en entrevista con motivo de las presentaciones en el Museo Universitario del Chopo, del 29 de mayo al primero de junio, con funciones de entrada libre para el público.
“Lo digo así, concretamente: en Chile sí se habla de la tortura, de los ejecutados, del golpe de Estado, pero no se habla de las embarazadas desaparecidas, que para mí puede ser uno de los crímenes más horrorosos, porque se torturó doblemente, a la madre y al bebé en el vientre.”
Desde el punto de vista estético a partir del Butoh, agrega, nunca hicimos énfasis en mostrar al torturador, ni los gritos, ni sangre. Lo importante es que el público vea la obra, ya sea de izquierda o de derecha, y se vincule con un ser humano que está en un estado de prisión y de tortura, y que lleva otro ser humano dentro de su cuerpo. La obra tiene que ver con un rescate de la memoria nacional
.
Chilena de nacimiento, la actriz y creadora Natalia Cuéllar sufrió la experiencia del exilio y vivió parte de su infancia en México. Ya en Chile, conoció a la coreógrafa japonesa Makiko Tominaga, quien se formó en Europa.
El Butoh es un lenguaje escénico y una técnica que se estudia, no hay universidades, ni escuelas, sino que uno se vuelve discípulo. Se tiene que aprender un universo, no de posturas, sino de movimientos, que lo hace diferente a la danza contemporánea o al teatro
, expone sobre el arte que nació en Japón después de la Segunda Guerra Mundial, se expandió por Alemania, luego al resto del continente europeo y del que en América Latina han surgido varios exponentes.
Por el rescate de la memoria
De japonesa no tengo nada, no estoy vinculada con la bomba ni la guerra. Mi vínculo es con el lenguaje y la técnica. Los tomo para interpretar lo que corresponde a mi historia personal, social y política.
Fundada en 2007, el nombre de la compañía chilena, Ruta de la Memoria, tiene que ver con sus principios e ideales, queremos rescatar la memoria nacional y ancestral. La memoria continua de América Latina
.
Y declara: yo, como persona y como mujer, tengo un discurso de género y político. Entonces, mi compañía, mi teatro, habla de los temas que considera relevantes para la transformación del ser humano
.
Cuerpos quebrados, que también utiliza el video como elemento escénico, está pensada para quienes no vivieron los centros de tortura, sino para la siguiente generación, a la que no se le enseñó lo que pasó, y que hoy día son jóvenes de 22 o 23 años. Es una manera de educar a través del teatro, ahí se cumple el propósito que tenemos como compañía
, definió.
La idea de creación de Cuéllar y Ruta de la Memoria es una propuesta escénica que proporcione disfrute, que vincule al público emocionalmente con temática social y política muy fuerte. “Me interesa que el público vea una obra de Butoh y diga: ‘¡caramba!, yo no quiero que esto pase nunca más’. El sentido espiritual tiene que ver con la transformación interna, ver la obra, reflexionar, decir: ‘me duele, pienso no sólo esas tres mujeres, sino en mil más’.
“Ahí está el sentido espiritual para mí, eso tiene que ver con mi propuesta como creadora. El teatro debe tener un sentido político, social y transformador.
Sabemos que esta historia no es sólo chilena
, y menciona casos en México, en Oaxaca, durante 2006. Agrega: Pertenece a todo el mundo. En Sarajevo existieron campos de violación para que el enemigo preñara a las mujeres con el objetivo de instalar su sangre y con eso conquistar, en el sentido de que el cuerpo de la mujer es un territorio político y geográfico
.
El montaje se presentará en el Museo Universitario del Chopo (Dr. Enrique González Martínez 10, Col. Santa María la Ribera).