Irrefrenable alza en productos básicos: Universidad Obrera
Lunes 27 de mayo de 2013, p. 11
Las revisiones salariales en México están en crisis por los topes que anualmente se imponen a los porcentajes de incrementos para los trabajadores, lo que junto con los aumentos que sufren los productos básicos están llevando a un pronunciado rezago en las remuneraciones de los mexicanos.
La Universidad Obrera señala que el rezago de los salarios respecto del precio de los alimentos ocasiona el difícil acceso de la población a los bienes más elementales para vivir. En su informe Crisis y rezago salarial, la institución detalla que en los pasados tres sexenios, por ejemplo, mientras los topes salariales han provocado que el salario mínimo se incremente en 333 por ciento, el costo del kilogramo de la tortilla ha sido de mil 364 por ciento.
En este periodo, el precio del pan blanco se elevó 980 por ciento, la harina de trigo en 785. Productos como la carne y otros se han vuelto inaccesibles para el mayor número de trabajadores, ya que entre diciembre de 1994 y finales del sexenio de Felipe Calderón (diciembre de 2012), el retaso con hueso de res se encareció 700 por ciento, el frijol en 623 y el huevo en 862.5 por ciento.
Los trabajadores mexicanos han visto caer incluso los niveles nutricionales. En una familia integrada por cinco miembros, el salario mínimo no satisface sus necesidades básicas de calorías y proteínas. Con esta remuneración sólo se puede obtener un promedio de 423 gramos de calorías por persona, cuando la necesidad nutricional diaria es de 2 mil 180 kilogramos. Se requerirían más de seis salarios mínimos para cubrir los requerimientos alimenticios de una familia promedio. O dicho de otra manera se precisaría de un aumento no menor a 500 por ciento para los mínimos.
Para los trabajadores que no están tazados con el mínimo y llevan a cabo anualmente revisiones salariales y contractuales, la situación no es mejor. Según planteó la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios, de Educación Superior, Investigación y Cultura, la imposición de topes salariales se lleva a cabo ‘‘a pie juntillas’’ en México, y la mayor prueba es que este año se impuso a los mínimos un incremento de 3.9 por ciento y este mismo porcentaje se ha venido aplicando en todas las revisiones del sector.
Así, han recibido incremento salarial de 3.9 por ciento el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana y el de Trabajadores de la UNAM; el del Colegio de Bachilleres obtuvo 3.8 por ciento de aumento, al igual que el de El Colegio de México, incrementos que por supuesto ya se los comió la inflación, pues además, según el promedio salarial, significan entre 7 y 8 pesos de aumento real.