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Presentan la edición bilingüe español/inglés de Sol de plata, libro del fotógrafo

Joaquín Santamaría armó todo un sistema cultural del puerto de Veracruz

Se empeñó en documentar su entorno inmediato: José Antonio Rodríguez

Aludir al artista es lo mismo que decir espacio porteño, así de contundente, se dijo en el Museo de Antropología de Xalapa

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 13 de agosto de 2013, p. 5

Xalapa, Ver., 12 de agosto.

La presentación de la segunda edición del libro Joaquín Santamaría: Sol de plata/Silver Sun, que contiene imágenes del carnaval de Veracruz, la vida cotidiana de los pobladores, los momentos íntimos de los actores de la época, así como de los grandes movimientos sociales de comienzos del siglo XX, se convirtió en un viaje por el tiempo.

Durante la velada, el auditorio del Museo de Antropología de Xalapa se transformó, por un momento, en una bóveda del tiempo, donde a cada cambio de diapositiva, con las imágenes del libro, los asistentes se adentraban en un viaje nostálgico que los llevó a rememorar la moda, los paisajes, la música y los hábitos cotidianos de aquellos años.

Estimulados por las imágenes, y mediante la coordinación de Elizabeth Romero, una de las presentadoras del libro, el público terminó por evocar estrofas como: Vibración de cocuyos que con su luz/ bordan de lentejuelas la oscuridad, de la canción Noche criolla, de Agustín Lara; y aplaudían al ritmo de La negrita Cucurumbé, de Cri Cri.

A 15 años de la primera edición del libro Sol de plata, de Joaquín Santamaría, 1998, y de varias exposiciones de la obra por el mundo, Elizabeth Romero señaló: Decir Joaquín Santamaría es lo mismo que decir Veracruz, así de contundente.

De la segunda edición del volumen dijo que ésta, como la de 1998, se debe a la iniciativa de David Maawad y Alberto Tovalín, quienes impulsaron la propuesta; también a la investigación –que sustenta la obra– de Bernardo García Díaz, titulada Puerto de Veracruz.

Y más aún, destacó que esta segunda edición no está realizada bajo la fórmula se quita, se añade, se pule, y ya, sino que “El Sol de Plata de 2013 es un libro nuevo. Alberto Tovalín, fecundo editor de libros de fotografía, ha hecho acopio de todos sus saberes y de la larga experiencia en esto de poner en páginas las imágenes. Por su parte, el de la idea original David Maawad, se esmeró en sus afanes perfeccionistas.

En esta edición bilingüe, como en la primera, se conservan los textos de Bernardo García, José Luis Rivas e Ignacio Gutiérrez Ruvalcava, y se añade el que Elena Poniatowska leyó en la presentación del 4 de marzo de 1998, en la fototeca de Veracruz, añadió Romero.

Legado para siempre

El libro se enriquece con la presentación del rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, del titular de la Secretaría de Educación de Veracruz, Adolfo Mota Hernández, y de Miguel Alemán Velasco, presidente del patronato de la Fundación Miguel Alemán, AC.

Foto
Diego Rivera, ca. 1928, fotografía de Joaquín Santamaría incluida en la nueva edición de su libro Sol de plata

De acuerdo con la presentadora, esta edición tiene otro formato, otro papel, otra puesta en página. Redundan en la depurada apreciación de esta obra entrañable. Es de mención el acierto en el despliegue de las fotografías a doble página, ya que las calidades y valores de cada fotograma afirman a Santamaría como el fotógrafo que domina su técnica en favor de lo que su sensibilidad capturó en las décadas de su siglo, y que nos legó para siempre.

Memoria del porvenir

En su intervención, José Antonio Rodríguez, investigador, curador y crítico fotográfico, dijo que “en el caso de Santamaría habría que asumir que su trabajo parte de una búsqueda de documentar su entorno, su cultura inmediata, acaso en un principio desde los cánones de verdad que decía ofrecer la fotografía del siglo XIX.

En Santamaría el puerto de Veracruz es un territorio explorable desde múltiples encuadres y circunstancias que quieren ser testimonios de acontecimientos y hechos relevantes, aunque ciertamente dentro de los límites del orden y el progreso positivistas, donde escasamente asoman las carencias o la violencia, no necesariamente la desolación. Aquí la fotografía funciona como un registro óptimo del hecho público y del acto privado, que se asume digno de preservarse, como hecho irrefutable de lo acontecido para la agradable memoria del porvenir.

El especialista indicó que en su obra Santamaría se apropia y arma todo un sistema simbólico y cultural de su comunidad porteña, toda una construcción personal puesta en cuadro que va a reflejar sus intereses, donde se evidencia también la riqueza de la escena social establecida para que el fotógrafo esté así; dualidades de gustos, obsesiones de miradas, evidencia de selección y circunstancia.

A Santamaría le gusta que todos posen, lo mismo en el ámbito protector y unidireccional de su estudio que con la hierática dignidad sometida de un preso del penal de Allende; lo mismo los comensales del célebre café La Parroquia, que con las hermosas bailarinas, las que adecuadas en su papel, levantan las piernas.

Esther Hernández Palacios, a su vez, destacó el gran número de personajes de la política, actores sociales y artistas eque stán presentes en las fotografías reunidas en el libro, las cuales reflejan el interés del fotógrafo por la historia social de diversos gremios del puerto de Veracruz, de las primeras décadas del siglo XX.

“Cada nuevo lector-observador que ingrese a estas páginas escogerá su vía de acceso, su jardín de senderos. Los invito a visitar las páginas de este Sol de plata, metonimia y metáfora del calor de la vida detenida”.