El arribo de las naves de Hernán Cortés a tierras mesoamericanas, cuando se inició el encuentro entre dos culturas, dos formas de concebir el universo, el momento en el que la historia del territorio descubierto comenzó a ser escrita por los recién llegados, fue el punto de partida del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma para abrir la segunda jornada del coloquio-homenaje a Alfredo López Austin, que se realizó en el Centro Cultural Universitario (CCU).

Minutos antes, desde el escenario del teatro Juan Ruiz de Alarcón, el homenajeado recibió al público que llegó a escuchar a la congregación de estudiosos del pasado. En esta tercera sesión, junto con Matos Moctezuma, compartían la mesa los etnólogos Yolotl González y José Rubén Romero.

Tras la presentación de un video, homenaje al historiador López Austin, y la bienvenida en voz de María Teresa Uriarte, coordinadora de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Aurónoma de México (UNAM), comenzó la incursión al pasado prehispánico. La UNAM fue confirmada por el indagador de las profanidades de la fe y el alma prehispánica, como su casa desde que comenzó sus estudios y donde hasta el día de hoy imparte clases.

Los pueblos antiguos de América también habían plasmado su historia muchos siglos antes en monumentos y códices, diversos vestigios que yacían sepultados en la tierra, había aldeas, ciudades, hombres, dioses y mitos a la espera de ser encontrados para conocer la otra historia, señaló Matos Moctezuma, quien ofreció la ponencia Los vínculos entre arqueología e historia en el estudio de Mesoamérica.

Desfile de ilustrados

Desde Hernán Cortés y sus Cartas de relación, realizó un recorrido cronológico por los hacedores de la historia. Comenzó por los cronistas del siglo XVI y XVII, en una larga sucesión de nombres y aportes, entre ellos fray Bernardino de Sahagún y Fernando Alvarado Tezozómoc; mencionó a otros como Carlos de Sigüenza y Góngora, Francisco Xavier Clavijero y Alexander von Humboldt, hasta los más recientes indagadores del pasado, como Leonardo López Luján y Alfredo López Austin, ejemplo de esta reunión de disciplinas, sin lugar a dudas.

Entre ese desfile de hombres estudiosos, uno en especial fue retomado por José Rubén Romero para continuar la conversación en el coloquio, con el tema Antonio León y Gama: el México antiguo bajo la mirada de un ilustrado.

Antes, dijo que una vieja amistad y una admiración que se renueva continuamente, son algunos de los elementos que dan sustento a los vínculos con una pareja excepcional: Martha Luján y Alfredo López Austin, a quienes dedicó su participación y conoció juntos en 1969 siendo alumno del historiador.

Por su parte, Yolotl González dedicó su exposición a los ritos mexicas de sacralidad y purificación, y dio un breve panorama sobre mitos que refieren a momentos críticos de la vida, como el nacimiento, la iniciación a la vida adulta, el matrimonio, la guerra y la muerte.

En el auditorio universitario, un joven dice a otro: Yo también quiero ser historiador, estudio en Acatlán. Soy de la Sierra Oriental y hablo náhuatl; en seguida, dice que quiere tomar clases con el maestro López Austin.