Con una ovación de pie y en medio de aplausos de la comunidad académica, el filólogo y miembro de la Real Academia Española (RAE), Francisco Rico (Barcelona, 1942), recibió este miércoles el premio Alfonso Reyes que le otorgó el Colegio de México (Colmex), por sus aportaciones al conocimiento y a la difusión de las humanidades.

En la sala Alfonso Reyes del Colmex, después de recibir el aplauso del público que abarrotó el lugar, el académico español expresó que recibía el premio con orgullo y con modestia. Con orgullo, porque ningún filólogo dejaría de pensar que este premio lo pone en la cima de su carrera. Con modestia, porque desde la cima no cabe ya más que ir hacia abajo, hacia la decadencia.

Luego de reconocer que no ha frecuentado mucho las obras de Alfonso Reyes, porque su circulación en España es insuficiente, Francisco Rico compartió que del escritor mexicano aprendió que cualquier texto que escriba de filología, historia o un pensamiento debe hacerlo con la misma exigencia literaria, como si estuviera componiendo un soneto.

Posteriormente, se inició la conferencia Un aprendiz en El Colegio: Reyes, los Lida y la NRFH (Nueva Revista de Filología Hispánica), donde recordó cómo adquirió la colección completa de la NRFH y las publicaciones del Colmex, así como su amistad con Raymundo y María Rosa Lida.

También reconoció que nunca ha sido un gran frecuentador de bibliotecas ni de archivos, a los que consideró reverendos templos del saber en los que no se puede fumar; sin embargo, dijo, siempre ha encontrado mecanismos para tener sus propios ejemplares.

Javier Garciadiego, presidente del Colmex, definió a Rico como uno de los más grandes académicos y humanistas de España, y el principal cervantista de los últimos decenios, quien impulsó la lectura de El Quijote, al cumplirse, en 2005, el cuarto centenario de la publicación.

Francisco Rico ha sabido releer creativamente la literatura del pasado, lo cual es una forma decisiva de intervenir en la del presente, señaló Aurelio GonzálezFoto Francisco Olvera

Margit Frenk, encargada de presentar al galardonado, escribió un texto que fue leído por su hija Silvia Alatorre, en el que recalcó que a los 20 años Rico ya era un filólogo hecho y derecho, un hombre juguetón. También se refirió a la fidelidad que tiene el académico español hacia ciertos temas y autores, a los que vuelve una y otra vez, como Petrarca, El Quijote o El caballero de Olmedo, de Lope de Vega.

Aurelio González, experto en la literatura del llamado Siglo de Oro, afirmó que la trayectoria de Rico es un encadenamiento brillante de rupturas, de transgresiones que surgen del descubrimiento de una fuente desconocida, de una lectura aguda o de una institución brillante, ya que sus lecturas permiten que la historia recibida cambie.

Hay que reconocer que si en los pasados 40 años alguien ha sabido releer creativamente la literatura del pasado, lo cual es una forma decisiva de intervenir en la del presente, ese ha sido Francisco Rico, sostuvo González en su discurso de bienvenida por parte de la institución.

A la celebración oficial con motivo de los 75 años de la Casa de España, antecesora del Colmex, donde se realizó la ceremonia del Premio Alfonso Reyes, asistieron Fernando Serrano Migallón, subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública; Manuel Alabat, embajador de España; Estela Morales, coordinadora de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Tomás Granados, gerente editorial del Fondo de Cultura Económica; Jaime Labastida, presidente de la Academia Mexicana de la Lengua; José Sarukhán, ex rector de la UNAM, y Alicia Reyes, nieta de Alfonso Reyes, entre otros.

Al finalizar la ceremonia de premiación, Rico firmó el cuaderno de visitas del Colmex, donde escribió: Estuve aquí de aprendiz y ahora regreso todo viejo y triunfante.