s evidente ahora que la mitad de los cánceres tienen cura y en el caso de la otra mitad se está librando una batalla sin tregua en dos frentes esenciales: el diagnóstico precoz y la genómica, los nuevos conceptos y tecnologías del ADN que están revolucionando la biología en su conjunto y la investigación contra el cáncer en particular.
A pesar de considerarse una disciplina nueva, la genómica del cáncer tiene aproximadamente un decenio y ha vertido una cascada de nuevos conocimientos en oncología.
Los primeros esfuerzos en genómica del cáncer se centraron en las mutaciones heredadas que confieren una alta propensión a la enfermedad. Este tipo de mutaciones en la línea germinal (alteraciones) que son heredadas son la gran especialidad de la genética desde sus orígenes, con Mendel.
El gigantesco avance en las técnicas de secuenciación del ADN y su acelerado abaratamiento permiten catalogar las mutaciones somáticas –que no son heredadas, sino que surgen del cuerpo adulto– las cuales dirigen el crecimiento de los principales tipos de tumores. Los expertos en la materia han publicado cuatro artículos en la revista Science y dos números especiales en su subsidiaria Science Signalling. Los datos revelan un importante número de nuevas vías para el tratamiento de los tumores.
Uno de los grandes problemas con el cáncer es que no es una enfermedad como tal, sino que engloba alrededor de 200 males distintos, así como que cada paciente es un mundo en sí mismo, y el hecho de que la genómica haya lanzado un alud de nuevos datos sólo empeora las cosas.
Pese a esto, los conceptos generales han empezado a emerger, y con ellos, las nuevas estrategias de tratamiento.
Bert Vogelstein y sus colegas del Instituto Médico Howard Hughes en Baltimore dicen: Hace 10 años la idea de que todos los genes alterados en el cáncer pudieran ser identificados con la resolución de un par de bases habría parecido ciencia ficción
. Un par de bases significa que entre los 3 mil millones de letras del ADN que contiene cada una de nuestras células se puede detectar una errata en una sola letra que tiene efectos cancerosos.
Y agrega: Ese análisis de amplitud genómica ahora no sólo es posible, sino que es rutina en los laboratorios avanzados de investigación oncológica en el planeta
. Vogelstein es premio Príncipe de Asturias 2004 por sus contribuciones a la genética del cáncer y uno de los grandes pioneros en la genómica (aplicación de las nuevas tecnologías de secuenciación del ADN a la lucha contra el cáncer) del mismo.
El abaratamiento de los costos ha sido esencial para este gran progreso, ya que cuando se empezaron a estudiar los primeros genomas del cáncer de colon y mama hace 10 años, secuenciar un tumor de cada paciente costaba alrededor de 100 mil dólares, mientras ahora ronda los mil.
La genómica ha descubierto que los principales cánceres humanos se deben a la acumulación de pocas mutaciones –entre dos y ocho– que se van sumando serialmente a lo largo de 20 o 30 años. Algunas de ellas pueden venir desde el nacimiento, confiriendo a un individuo una alta propensión a desarrollar uno u otro tipo de tumor, o incluso cualquier tipo. Lo habitual es que las mutaciones surjan a lo largo de la vida, y en algunos cánceres la causa no puede estar más clara. Es el caso del que afecta al pulmón y a la piel. De hecho, son estos dos tipos de cáncer los que más mutaciones presentan de todos los examinados por la genómica. A lo largo de los 20 o 30 años que tardan en desarrollarse, se benefician enormemente de la persistencia del hábito de fumar o de que sus portadores tomen el Sol.
Existen 140 genes del cáncer que los investigadores denominan conductores, cuyas mutaciones confieren a la célula que las sufre una ventaja selectiva en su competitivo vecindario celular y que conducen el desarrollo del tumor.
La cifra de 140 genes esconde una simplicidad subyacente que permitirá en el futuro inmediato concentrar los focos en las tácticas farmacológicas más prometedoras a corto plazo, porque estos genes son componentes de sólo 12 sistemas biológicos muy bien caracterizados en las células humanas: los sistemas de transmisión que comunican el entorno de la célula con el núcleo celular donde el genoma reside, se replica y ocasionalmente muta.
En un organismo multicelular como el humano es este avanzado sistema de comunicaciones entre las partes de una célula el que determina su destino; cuándo debe dividirse o morir, si debe convertirse en una neurona o una célula de la piel o, por el contrario, preservar su naturaleza inmadura de célula madre para seguir dividiéndose sin comprometerse a un destino u otro.
En ocasiones, ha de dividirse más de prisa que las demás y es ahí donde está la esencia molecular del cáncer y probablemente, su talón de Aquiles. O al menos eso esperan los genetistas.
Vogelstein y sus colegas opinan que el mejor plan de gestión para un paciente con cáncer estará basado en un análisis del genoma de su línea germinal (el heredado de sus progenitores) y el genoma de su tumor
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