Peña no fue por todo en la reforma fiscal. ¿Prevé que el Congreso lo haga?
Coneval, al reducir pobreza extrema, favorece más minimalismo social
l parecer, las movilizaciones constantes de la CNTE y su plantón en el Zócalo, más la presión de Morena, disuadieron al presidente en turno de generalizar el IVA a todo, incluidos alimentos, medicinas y transporte terrestre. Sin embargo, desesperados por aumentar la recaudación, han propuesto aplicarlo a colegiaturas, vivienda, transporte terrestre foráneo e igualar la tasa en las fronteras (subirla de 11 a 16 por ciento). Las dos veces que Fox intentó generalizar el IVA, lo único que quedó fuera de sus propuestas (que fueron rechazadas) fue la vivienda. Es evidente que la propuesta de Peña no fue acordada en el Pacto, al menos no en los detalles. El PAN no puede aprobar IVA en colegiaturas, rentas, hipotecas (y supongo que en compra de vivienda nueva) que afectan enormemente a las clases medias, donde están sus votos. Lo que va quedando del PRD no puede aprobar algo que golpea muy fuerte a grupos populares (los únicos que se transportan en autobuses foráneos) y a los que tienen acceso al crédito institucional para vivienda (Infonavit, Fovissste). Para que el paquete de la privatización energética funcione, incluida la baja impositiva a Pemex, al gobierno de Peña le urge captar más impuestos (bienvenida la eliminación de la consolidación fiscal, la introducción de impuestos a dividendos y a las transacciones en bolsa, pero la eliminación del IETU y el impuesto a los depósitos en efectivo, que son impuestos de control, pueden catapultar las evasiones y restablecer privilegios). Gravar la vivienda es una desmesura que muestra la desesperación de los nuevos dueños del aparato estatal. Pero el desenlace en las cámaras puede ser peor que la iniciativa: la moneda de cambio que le ofrecerán al PAN es IVA a alimentos, medicinas y al transporte urbano a cambio de eliminarlos en colegiaturas y vivienda. Al PRD no lo necesitan. Habrá que seguir en esto.
Por lo pronto, cambio de tema para concluir algo que quedó pendiente en la entrega anterior. Entre los dos métodos de medición de la pobreza que usa el Coneval (el multidimensional y el de pobreza de ingresos que ‘heredó’ del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, CTMP), hay un agudo contraste en las estructuras interna de la pobreza: la clasificación entre pobreza extrema y pobreza moderada. El método del CTMP, que el Coneval sigue calculando y publicando aunque ya no es el método oficial, define tres líneas de pobreza (LP), desde la de menor monto a la que llama alimentaria (LPA), hasta la de mayor monto a la que llama de patrimonio (LPP), pasando por la de capacidades LPC). Se construyen así tres estratos de pobres: los pobres alimentarios (PA), los de capacidades (sin incluir a los alimentarios, PC) y los de patrimonio (sin incluir a los dos estratos anteriores, PP). Como se ve, no se usa el término pobreza extrema (PE), pero en la práctica de Sedeso la interpretación dominante (sobre todo en el programa Oportunidades) fue que la suma de PA y PC representaba la PE. El Método de Medición Oficial de la Pobreza, MMOP (oficial pues deriva de la Ley General de Desarrollo Social) define la PE como población cuyo ingreso es inferior a la línea de bienestar mínimo (LBM, similar a la LPA) y al mismo tiempo padece tres o más carencias sociales (de seis posibles). Llama pobreza moderada a la población que aunque es pobre, es decir cuyo ingreso es menor a la línea de bienestar (LB, similar a la LPP) y padece una o más carencias sociales, no está en condiciones de PE, porque no cumple una o las dos condiciones de este tipo de pobreza.
Como se aprecia en la gráfica, el método multidimensional clasifica, en 2012, a la inmensa mayoría de los pobres en pobreza moderada: de los 53.3 millones de pobres, sólo 11.5 vivirían en pobreza extrema, mientras que 41.8 millones lo harían en pobreza moderada. Casi cuatro de cada cinco, o 78.4 por ciento, estarían en pobreza moderada, mientras la PE sólo afectaría a 21.6 por ciento de la población, a uno de cada cinco. El método del CTMP, resulta en 8.1 millones de pobres más en el país que el MMOP (61.4 contra 53.3 millones) y, en agudo contraste con el MMOP, más de la mitad de los pobres viven en PE: 32.9 millones de personas (53.6 por ciento), y el resto, 28.5 millones (46.4 por ciento), viven en pobreza moderada. Si bien el remplazo de la metodología de pobreza de ingresos (la del CTMP) a una multidimensional (MMOP) ‘sólo’ significó la reducción del número de pobres en 8.1 millones, la pobreza extrema cayó estrepitosamente de 32.9 millones a sólo la tercera parte (35 por ciento para ser exactos) 11.5 millones, una reducción de 21.4 millones de personas. La pobreza moderada aumentó de 28.5 a 41.8 millones de personas.
Lo descrito es importante porque: 1) La expresión pobreza extrema causa mucho más impacto que la de pobreza moderada; y 2) En la ideología neoliberal sólo las personas en pobreza extrema requieren el apoyo del Estado, pues el hambre les impide tener acceso a la igualdad de oportunidades, principio fundamental del neoliberalismo. Los gobiernos panistas fueron consecuentes con esta ideología. Durante el gobierno de Fox el programa emblemático de la nueva política social, el Progresa, basado en transferencias focalizadas, sólo para pobres extremos, y condicionadas al buen comportamiento de los beneficiarios (ir a la escuela, a la clínica y a las charlas de salud) se le cambió el nombre por el de Oportunidades (aludiendo al principio neoliberal referido) y se amplió su cobertura hasta llegar a 5 millones de hogares en 2005. Una vez alcanzada esta cifra, el programa dejó de crecer porque ya estaba cubriendo a su población objetivo: la población bajo la LP de capacidades (suma de PA y PC), definida entonces como la pobreza extrema.
Reducir a propósito la pobreza extrema de manera drástica respecto a las mediciones anteriores (y digo a propósito porque nada les hubiese impedido, por ejemplo, adoptar como PE a quienes tenían dos o más carencias en vez de tres o más). Resulta por tanto inevitable concluir, aunque carezco de evidencia dura para tener plena seguridad que así fue, que es muy probable que los investigadores académicos que integran el Coneval hayan sido presionados por el entonces secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, que ya aspiraba en 2009 a ser el sucesor de Calderón, a bajar las cifras de pobreza, pero sobre todo las de pobreza extrema. El asunto no es menor, la cobertura actual de Oportunidades debe ser aproximadamente de 6 millones de hogares, alrededor de 27 millones de personas (digo ‘debe ser’ porque la página del Oportunidades está en construcción
y en la de Sedeso el Oportunidades no está en la lista de programas sociales) pero sólo hay 11.5 millones de personas en pobreza extrema en el país. ¿Debe reducirse el Oportunidades? ¿Cerrarse? Por lo que analicé en la entrega anterior (06/09/13), la Cruzada Nacional contra el Hambre ha tomado en serio la posibilidad de reducir la población objetivo de la lucha contra la pobreza: ahora a la extrema y con carencia alimentaria. Ya no 11.5 sino sólo 7.4 millones, que no saben cómo identificar con nombre, apellido y domicilio.