l libro La larga travesía, de Ricardo Monreal, me ha gustado mucho. Su estilo es fuerte, claro, veraz, recupera para la historia la campaña de 2012 de AMLO, revela aspectos ignorados o poco conocidos. Pone luz en un tramo de la lucha de López Obrador por la democracia. De hecho, la batalla electoral es parte de una épica. Algo insólito en nuestra historia contemporánea. Una voluntad terca, implacable de cambiar el país sin destruirlo ni ensangrentarlo. También Peña tiene su travesía. Él pidió que lo juzgáramos al cumplir un año de gobierno. Cualquier balance resulta desfavorable. Sus reformas más espectaculares constituyen, en forma objetiva, una traición. Gran parte de sus decisiones son ineficaces o resultan portadoras de calamidades: aumenta la exasperación social y se expresa en insurgencia, que se vuelve evidente por el desastre en Tierra Caliente, Michoacán; la recesión económica aumenta las desigualdades y el desempleo. La gente percibe mayor corrupción impune y Peña cae en todas las encuestas hasta llegar al extremo peligroso de desaprobación de 54 por ciento (GEA-ISA). El gobierno de EU ofrece su intervención para detener la violencia. Y ni siquiera tiene capacidad Peña o su equipo, de rechazar tan generosa oferta. En materia política no hay una sola medida que desvirtúe una voluntad de poder al estilo entreguista del viejo PRI, sin la sagacidad de antaño y en una sociedad que repudia el arcaísmo. Difícil encontrar puntos buenos porque la estabilidad financiera, cambiaria y en precios empiezan a deslavarse.

AMLO inicia otra etapa de su travesía que pareciera interminable. Se ha repuesto (en apariencia) del incidente que lo puso en peligro y está otra vez en pie de lucha, cumpliendo pesadísimas jornadas para reforzar la convocatoria a las últimas asambleas estatales y para preparar la asamblea constitutiva, soberana, que coronará este esfuerzo. Ninguna agrupación ha podido cumplir con las 20 asambleas estatales que exige la ley: Morena ha logrado 28. El PAN tiene 350 mil afiliados y Morena 480 mil. Muy pocos de los partidos con registro podrían cumplir hoy los requisitos que se imponen a los nuevos partidos. Según todas las encuestas, Morena está logrando un posicionamiento tempranero y favorable. AMLO y Morena tendrán que enfrentar un gran reto: lograr que el partido conserve un espíritu generoso que caracteriza la larga travesía. Morena debe ofrecer una alternativa totalmente distinta a la población que desconfía de los partidos e incluso los repudia. Habrá que impedir que los grupos de oportunistas secuestren las candidaturas del partido y después corrompan la acción, dividiéndose en grupos, fracciones o tribus que se pelean ferozmente el botín de curules y chambas. No es un pequeño reto el que afronta el partido que apenas emerge en el escenario de México.

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