Un mosaico de innumerables objetos, narraciones, personajes, olores y sabores que confluyen en los pasillos, locales y puestos de los antiguos mercados de la ciudad de México es descrito por Corina Armella de Fernández Castelló en el libro dedicado a esos museos vivos, que están en constante movimiento.

En Mercados en la ciudad de México, volumen que fue presentado la noche del miércoles en el Club de Industriales, Corina Armella, coordinadora y directora editorial de la publicación, estuvo acompañada por la periodista y escritora Elena Poniatowska, el caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón y el fotógrafo Michael Calderwood.

¿Qué le damos güerita?

En su intervención, la autora de La noche de Tlatelolco, leyó Pásele marchantita, texto rico en anécdotas, descripciones y diálogos de lo que pasa y se observa durante un recorrido por alguno de esos pintorescos lugares.

En los mercados, dijo la colaboradora de La Jornada y Premio Cervantes de Literatura, “el diálogo se transforma en un compromiso con la marchanta, quien además de fuente de abasto se convierte al cabo de los años en comadre y benefactora. Mientras, en el súper es imposible decir ‘deme la mitad’, porque ahí no hay mitades ni se cumplen antojos ni se enderezan jorobados”.

El diseño del volumen, que emula la forma de las tradicionales y multicolores bolsas de mandado, es un libro-objeto muy bonito y da, como los marchantes de los puestos de La Merced, una probadita del tema, dijo El Fisgón.

Los mercados del país no sólo cumplen con la muy necesaria tarea de abastecer a la población, sino que son un compendio de maravillas, gabinetes de curiosidades, objeto de estudio inagotable y un tesoro cultural que atraviesa la historia, la geografía y la sociedad mexicana, puntualizó el caricaturista de La Jornada.

Como tantos otros tesoros culturales, nuestros mercados están amenazados por las lógicas del libre comercio; no deja de ser una triste ironía que este sistema está a punto de dar al traste a los viejos mercados, pero el hecho es que, en las décadas recientes el país ha vivido un proceso de depredación salvaje, en el cual el campo ha sido abandonado y hoy importamos casi todo lo que comemos.

El libro, que incluye muchas fotografías, reúne textos de Eduardo Matos Moctezuma, con el tema El mercado de Tlatelolco; Ángeles González Gamio, con Los mercados de la ciudad de México a través de los siglos; Elena Poniatowska, con Pásele, marchantita; Jacobo Zabludosky, con La Merced; María Isabel Villa, con Mercado con M de México y con M de Milpa, y Édgar Anaya, con El canto de las cortinas.

En la introducción, Corina Armella escribe: ¿Qué le damos, marchantita?, ¿Qué va a llevar?, pregunte sin compromiso, güerita, algunas de las frases habituales –y acuciosas– con las que nos reciben los comerciantes.