oy jueves 27 de noviembre, la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), por decisión unánime de sus ex presidentes y de la actual presidenta, Karla Micheel Sala, me otorga la prestigiada medalla correspondiente al año 2014, denominada Emilio Krieger, instituida en honor del fundador de esa democrática, comprometida y libre agrupación desde el año 2003. Ello representa un gran reconocimiento a nuestra lucha por la defensa y la promoción de los derechos sociales de los mexicanos.
La entrega de la presea será este día a las 19 horas en el Club de Periodistas de la ciudad de México y representa un gran orgullo recibirla, especialmente porque la ANAD lo hace, cito textualmente, en reconocimiento a su meritoria y destacada participación al frente del Sindicato Minero, cuya lucha hemos seguido y acompañado fundamentalmente a partir del 19 de febrero de 2006, en que ocurrió la tragedia de Pasta de Conchos. Al comprender como abogados la justicia de su lucha y el abuso del poder público en su contra
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Esta gran agrupación profesional, la ANAD, ha sumado importantes esfuerzos en apoyar la lucha de los mineros de México, mediante escritos y cartas a la opinión pública, desplegados y convocatorias a diferentes actos en solidaridad y por la defensa de la democracia y la libertad sindical.
En 2009 habían entregado la medalla Emilio Krieger a mis compañeros mineros en huelga de las secciones de Cananea, Sonora, Taxco, Guerrero, y Sombrerete, Zacatecas, que entonces teníamos dos años en huelga y que al día de hoy ya representan siete años y medio de iniciados esos movimientos obreros, los que constituyen quizá de los más largos en la historia de la clase trabajadora de México.
Los mineros de México hemos vivido una de las peores campañas de mentiras infames, calumnias y difamación en mi contra, del Sindicato Nacional de Mineros y de nuestras familias, producto de la corrupción, la perversidad, las complicidades, los abusos y desvíos de poder y de la impunidad que prevalecen y que hoy mantienen a nuestro país en una completa situación de inseguridad y de incertidumbre, no sólo contra los trabajadores y sus dirigentes, sino contra toda la sociedad y el país en su conjunto.
Los miembros de la ANAD son abogados que han luchado en el terreno profesional para que se cumpla y se respete la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las leyes y la justicia, porque saben bien que un gobierno que no respeta el estado de derecho, va al fracaso.
Ellos, como nosotros en nuestra organización, nunca nos hemos apartado de la línea de defender y proteger la independencia y la autonomía sindical y por eso nos han atacado en forma monstruosa, tanto a mi familia como a mis compañeros del gremio minero, a través de juicios manipulados que se inventaron, siendo acusado falsamente 11 veces por el mismo delito, contrario a lo que señala la Constitución. Esas han sido expresiones totalitarias y dictatoriales, que han deformado la aplicación correcta del estado de derecho y han pervertido la interpretación de la justicia, contribuyendo a la grave descomposición social de nuestro país.
Es muy grato conocer que esta reconocida presea en los pasados cuatro años se ha otorgado a diferentes pensadores y luchadores que están contribuyendo diariamente con sus ideas y su actuación a la lucha por la democracia, la libertad y la justicia, como lo son Elena Poniatowska, Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Solalinde y el obispo Raúl Vera López.
México requiere de un verdadero cambio de fondo que contribuya a disminuir la desigualdad y construir una sociedad de prosperidad compartida que abra nuevas y mejores oportunidades para la gran mayoría de la población, que hoy padece y sufre el abandono y la marginación.
Emilio Krieger, a quien tuve el honor de conocer en los años en que me iniciaba en mi carrera profesional como economista y miembro de la gran organización sindical de los mineros, fue un hombre preocupado por decir siempre la verdad, promover el respeto y el equilibrio en las relaciones laborales, jurídicas y políticas del país, que tanta falta hacen hoy en México.
Esos ejemplos nos obligan a todos a pensar con rectitud y ser hombres de bien en la sociedad, para construir un país en movimiento hacia un mejor futuro que traiga la felicidad a los mexicanos.