Las imágenes periodísticas generan relatos y son fuente de iconos: Alfonso Morales
Se presentó ayer, en el Centro de la Imagen, el número 35 de la publicación especializada
Domingo 19 de julio de 2015, p. 3
Más allá de la inmediatez, de la necesidad de registrar un momento informativo, el fotoperiodismo es un arte en el que el trabajo de los fotorreporteros se convierte en uno de los puntales para la construcción de la memoria colectiva. El fotoperiodismo mexicano es el tema del número 35 de la revista Luna Córnea, que se presentó ayer en el Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico).
“Es un arte no sólo porque el fotorreportero es un autor y la consideración de esos valores artísticos y estéticos tiene que ver con el modo en que vemos esas imágenes: en principio, por supuesto deben cumplir con una labor informativa –también informar es un arte–, pero el material fotoperiodístico no sólo es susceptible de una lectura –la lectura contemporánea de la noticia–, sino que se sedimentan como memoria.
Las imágenes fotoperiodísticas construyen archivos, generan relatos, son la fuente de iconos que son representativos de un momento, de un periodo, de un suceso, apuntalan nuestra memoria personal y colectiva; eso es arte
, señala Alfonso Morales, director de Luna Córnea, en entrevista.
En la actualidad “los fotoperiodistas no la tienen fácil. Hablamos de las nuevas tecnologías, del fotoperiodismo ciudadano, pero para mí es muy importante el concepto de que el fotoperiodismo no sólo tiene que ver con las imágenes que produce un fotorreportero, sino con la manera en la que un sistema de información socializa esa información visual.
Cualquier reflexión sobre fotoperiodismo tendría que ver con la suerte personal o particular del gremio, pero también con las posibilidades de desarrollo de su mirada en un medio que padece los efectos de la influencia de poderes económicos, políticos, de censura, limitaciones, pérdidas. Todo eso es el fotoperiodismo. A final de cuentas, si hablamos de arte, también la sobrevivencia podría incluirse en los méritos del fotoperiodismo
.
El número 35 de Luna Córnea, titulado Aproximaciones al fotoperiodismo mexicano, tuvo la participación de unos 200 colaboradores con imágenes de archivos personales y privados, entre ellos de La Jornada, y artículos de especialistas que abarcan desde Reinvindicaciones del fotoperiodismo mexicano (1976-2006) hasta Contra el silencio forzado: el fotoperiodismo mexicano en la hora del lobo y Por el regreso de los alumnos ausentes: de Buenos Aires a Ayotzinapa.
Moverse entre tiempos
“No es una revisión de la historia del fotoperiodismo mexicano a lo largo de toda su existencia, sino una especie de coordenadas o de calas en este universo enorme, pensando desde el pasado reciente y a veces moviéndonos hacia atrás y un poco anticipando el futuro, pero tiene que ver con un periodo muy agitado de los años 70 a la fecha. Por ejemplo, el último artículo, Fotoperiodismo mexicano en la hora del lobo, que tiene que ver con las condiciones difíciles en que ese ejercicio se da en la actualidad, las pérdidas, los riesgos, las muertes, la censura.”
Se hace una revisión del pasado reciente, pero también se analiza la situación actual del fotorreportero y su trabajo en lugares como Coahuila, Ciudad Juárez, Sinaloa, e indirectamente en Veracruz
, añade el investigador.
Se trata de hablar del fotoperiodismo “no sólo en términos editoriales, sino por la defensa de la persona, del fotoperiodista, de su libertad para ejercer su oficio y cerramos con asuntos de reflexión política sobre la actualidad. Creo que en esos tiempos, hay una historia de largo, mediano y corto plazo, pero también hay una historia de la actualidad. El fotoperiodista trabaja siempre en esos cuatro tiempos: seguimos viendo fotografías de Casasola para construir nuestra idea de lo que sucedió en México hace un siglo, el trabajo realizado por reporteros en los años 70, la calidad de algunos de quienes trabajaron o trabajan en La Jornada; eso determinó y acompañó los procesos de cambio, puso imagen a esos procesos pero no sólo informó, ayudó; no sólo fue testigo, fue parte activa de ese cambio en los procesos sociales de los años 70 y 80.
“Hoy supongo que a pesar de ser testimonios tan duros –como los que verás en los últimos capítulos– tienen que ver con confrontar la mirada del espectador para entender lo que está pasando en el país, y eso es arte, un arte necesario, y en la medida que es necesario los cambios tecnológicos podrían parecer amenazantes, las transformaciones en el sistema de información que seguramente podrán ser radicales no afectan la necesidad que tenemos de informarnos, para ver, para entender, para construir memoria.”
Con Luna Córnea 35. Aproximaciones al fotoperiodismo mexicano concluye la serie Viajes al Centro de la Imagen.