Más de un millón de personas buscaron localidades para escucharla
Domingo 19 de julio de 2015, p. 4
Buenos Aires.
Era una visita muy esperada en Buenos Aires, pero nadie hubiese imaginado que generaría semejante furor.
Más de un millón de personas intentaron esta semana obtener entradas para escuchar a Martha Argerich.
La página de reservaciones para lo que sería su primer concierto en el Centro Cultural Néstor Kirchner colapsó ni bien fue activada. La frustración brotó entre quienes intentaron lanzarse a la carrera desde sus teléfonos celulares y computadoras y, finalmente, este viernes, la pianista argentina se presentó ante los mil 700 afortunados que lograron hacerse de las codiciadas butacas en la sala Ballena Azul.
“Estuvimos dos horas y media clickeando hasta que logramos conseguir entradas”, cuentan dos adolescentes que fueron alentadas por su abuelo a ir a escuchar a la célebre pianista.
Argerich fue sin dudas el broche que atrajo a un público muy variado que, desconociendo en gran parte el repertorio que se ofrecería, estaba dispuesto a que la noche lo sorprendiera.
Ante la enorme demanda, el centro cultural decidió instalar grandes pantallas fuera y dentro de sus instalaciones.
Martha Argerich compartió escenario con el pianista y director Eduardo Hubert y con el laureado Luis Bacalov, compositor, entre incontables producciones, de la banda sonora de Django Unchained, de Quentin Tarantino, y de Il Postino, de Michael Radford.
La noche prometía ser un gran encuentro. Uniría, en una sala argentina, a tres grandes músicos que partieron ya hace décadas del país.
Además, el concierto tenía otras dos particularidades.
No sólo había generado gran expectativa porque Argerich en los últimos años no ha ofrecido conciertos con regularidad en su Argentina natal y en mayo suspendió una presentación en Buenos Aires, sino que la convocatoria era, además, gratuita, como todos los actos ofrecidos en el Centro Cultural Néstor Kirchner (CCKN).
Esta política de apertura y difusión cultural es compartida en parte por otra de las grandes salas de la ciudad, el Teatro Colón, cuya actual gestión ha decidido abrir las puertas de los ensayos generales a toda la ciudadanía. Son ofertas que tienen gran repercusión en un público ávido por acceder a actos de alto nivel en las mejores salas.
Repertorio argentino
Pero el concierto de este viernes tenía una segunda particularidad: Argerich se dedicaría casi por completo a un repertorio netamente argentino. Fuera de la única excepción de la noche, donde el piano destacó sobre las cuerdas en el quinteto Op. 44 de Robert Schumann, la noche fue un tributo a composiciones argentinas, precisamente, al tango.
En la primera parte se escuchó la obra de cámara Fauretango, de Eduardo Hubert; Astoreando, obra para dos pianos de Bacalov, y ya clásicos del tango como Tres minutos con la realidad y Oblivion, de Astor Piazzolla.
Pero la verdadera fusión pareció producirse en la segunda parte del programa, que además permitió que la sala se luciera en toda su acústica.
Con la cuidada y expresiva conducción de Bacalov, la Orquesta Sinfónica Nacional ofreció Il Postino, con Ramiro Boero como solista en bandoneón, y luego la joya de la noche: Porteña, obra de Bacalov para orquesta y dos pianos (Argerich-Hubert) estrenada en junio, en el Festival de Lugano.
Con el correr de la noche quedó claro que, si bien Argerich había sido el imán para el gran público, las grandes figuras fueron tres: Bacalov, cuya agilidad musical, a sus 82 años, hizo envidar a más de un joven, Hubert y la propia Argerich, quienes lograron una magnífica amalgama en la obra final de la noche.
Hace ya mucho tomé la decisión de no tocar sola
, comentó recientemente la pianista, en entrevista con Diego Fischerman. Es un poco misterioso. No sé bien por qué. Resulta que no me gusta mucho estar sola. Y no me gusta la soledad en el escenario
, dijo quien ha recorrido ya tanto camino a escala mundial.
Será por eso que este viernes se lució de la mano de otros. Y será por eso que su próximo proyecto tampoco será en soledad: en una semana se presentará en el Teatro Colón junto a Daniel Barenboim, pareja que seguro no arrancará menos aplausos a su fiel auditorio.