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El cuadro de Sinaloa juega bien por momentos, pero es frágil al verse en desventaja

En un triunfo que no quiso ser goleada, los Pumas se enrachan al vencer a Dorados

Eduardo Herrera tuvo la opción de anotar de penal, pero Michel arruinó la expectativa

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Pese al asedio que sufrió su portería, el arquero Luis Michel tuvo buenas intervenciones en el estadio de CUFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de agosto de 2015, p. 3

Los Pumas se muestran con mejor talante. Tres victorias seguidas y al alza. Ayer vencieron al recién ascendido Dorados de Sinaloa, incluso con fallos que pudieron hacer más robusto el marcador, que concluyó 2-0.

El tanto inicial fue una jugada con derroche de individualidad de Ismael Sosa al finalizar el primer tiempo, mientras una estupenda mancuerna entre Matías Britos y Fidel Martínez dejó al ecuatoriano el privilegio de convertir el segundo gol, apenas empezada la parte complementaria.

Luego un penal fue desperdiciado por Eduardo Herrera, hubo algún testarazo de Britos y una patada inexplicable del Hachita Ludueña, que sirvieron como anécdotas de una victoria que no quiso ser goleada.

Lo del cuadro sinaloense parece un asunto de diván: se planta con ganas de quedarse en el circuito, juega muy bien por momentos, pero de pronto pierde el pulso y se desmorona, como presa de inseguridades o miedos.

Durante un buen tramo del primer tiempo los Dorados estuvieron bien plantados, con mucha atención en la recuperación de la pelota y sin perder la marca. El orden defensivo fue la apuesta y les salía como si lo hubieran ensayado hasta el cansancio.

Los auriazules no podían descomponer esa fórmula y parecían precipitados y molestos por no imponerse en su cancha. Eduardo Herrera no se encontraba. Como si algo de él se hubiera perdido desde que fue convocado a la selección mexicana. En cambio, Britos y Martínez se entendían como viejos compañeros de cancha, que tenían, además, el respiro de un acompañante como Sosa.

No hubo muchas llegadas peligrosas de los universitarios. En cambio, pese a la pasividad defensiva de los Dorados, habían provocado un susto enorme en el área técnica auriazul a la media hora de juego. Martín Bravo, ex puma, se metió al área y solo ante la portería encaró al Pikolín Palacios y disparó, pero el arquero tapó para salvar a su equipo. En un arrebato de individualismo, el argentino desperdició la oportunidad al ignorar a Giovani Hernández, quien lo acompañaba y tenía todo para empujar la pelota hacia la red.

Los delanteros universitarios no conseguían abrir la defensa visitante. Estaban impacientes y las jugadas revelaban esa precipitación de quien sabe que el tiempo corre y no ocurre lo esperado. Parecía que Herrera abriría por fin el marcador y recibió un pase estupendo en el manchón penal. La operación era digna de gol: bajó con el pecho y remató con una media vuelta para enviar la pelota al fondo de la portería. Pero el árbitro asistente le arruinó la coreografía, pues levantó el banderín por fuera de lugar.

Poco antes de que terminara el primer tiempo, Ismael Sosa tuvo un estallido de genialidad. Recibió un pase muy largo de Fidel Martínez, apenas tuvo el balón en los pies salió disparado mientras dejaba por el camino a jugadores rivales. La defensa no tuvo tiempo de reaccionar, Sosa entró al área y todavía Jonathan Lacerda se barrió en un último esfuerzo para detener lo inevitable. Entonces el argentino obligó a salir al arquero Luis Ernesto Michel para concretar con una soberbia definición cruzada al fondo de la red.

La segunda parte apenas empezaba y los Pumas ya se habían volcado para arrinconar al rival. Britos advirtió con un remate que Michel alcanzó a mandar por encima, pero ya se veía qué tenían en mente los universitarios.

Britos se metió otra vez al área y con él se aglutinó toda la defensa, por lo que retrasó la pelota al manchón penal con la certidumbre de que alguno de los suyos llegaría a rematar. Y la jugada funcionó, porque Martínez acudió con puntualidad para encajar el segundo de Pumas.

Los Dorados se desdibujaron con el marcador en contra y la desesperación los hizo incurrir en errores. Mauricio Romero cometió una falta contra Gerardo Alcoba en el área. Los Pumas contaban con el indicio de una goleada. Herrera fue el elegido para sacudirse el mal sabor de seguir en blanco y se enfiló a cobrar la falta. Se veía laxo, indeciso y disparó sin un rasgo de personalidad para arruinar el penal que Michel contuvo.

Los Dorados todavía tuvieron algunos estertores, pero la imprudencia de Marcos Caicedo en una entrada contra Alcoba se tradujo una tarjeta roja y el equipo de Carlos Bustos se quedó con 10 hombres. Una baja y una gran cuesta arriba para un equipo que aún no sabe cómo hacer para sobrevivir en su nuevo escenario.

El entrenador del equipo sinaloense intentó infundir confianza a sus jugadores y dijo que a pesar de la derrota Pumas no había sido muy superior.

Sin embargo, no minimizó que cada derrota es un peldaño abajo que los coloca cerca de una división a la que no quiseran volver. Al finalizar la jornada seis acumulan cinco puntos, que los tiene en el último sitio de la tabla del descenso y el 16 en la general, mientras los Pumas son sublíderes con 12 unidades.