El centenario del natalicio de Leonora Carrington se celebrará en 2017 y ya se piensa cómo festejarla.

La recién creada fundación que lleva el nombre de la pintora surrealista radicada en México desde 1942 ya trabaja al respecto.

Una exposición, un coloquio, una publicación enfocada más bien a su obra, sugiere el hijo de la artista, Gabriel Weisz Carrington, presidente de la Fundación Leonora Carrington. Hay posibilidades de que hagamos algo con los ingleses, estadunidenses, aquí también. No sabemos hasta qué punto podremos combinar estas cosas, pero ojalá y lo logremos. Una fundación es complicadísima desde el punto de vista administrativo. Esto ha sido una de las primeras acciones; luego tener todo en regla y después empezaremos a ver actividades, claro, necesitamos recursos, señala el profesor universitario, escritor y poeta.

Hasta el momento ninguna autoridad se ha acercado a ellos, sin embargo, Weisz asegura que están informados del centenario. “No sabemos hasta qué punto va a venir una ayuda y si la habrá. Las personas siempre hablan mucho y el problema es que sólo un poquito se hace, pero en todo caso algo haremos. Dependerá mucho de qué tanta ayuda recibamos. No somos ingenuos, sabemos que todo esto no lo podemos arreglar solos.

“Entonces, trabajamos con Sotheby’s, la Galería de Arte Mexicano, la de Pablo Goebel y la López Morton, así como galerías de Estados Unidos. Ellos poseen archivos que nosotros no tenemos, así como relaciones con coleccionistas. Es una cuestión logística que de todas maneras buscamos para aumentar el tamaño del archivo y de que se pueda hacer más grande el acto en 2017.”

La fundación es un proyecto familiar concebido por Patricia Argomedo, esposa de Gabriel, al que también se sumó su hijo Daniel, quien creó la página web: www.fundacionleonoracarrington.org. El leitmotiv de esa asociación civil sin fines de lucro, además de proteger la obra de la pintora y escultora, es difundirla. Según el entrevistado las personas muchas veces se acercan a la obra de su madre de una manera completamente frívola, con la idea que es “una especie de personaje juguetón, divertido, un clown para las familias burguesas. Mi madre tenía sentido del humor, no lo niego, pero me parece que es una manera muy superficial de ver las cosas”.

Contra las simplificaciones

Weisz Carrington tampoco está de acuerdo con el carácter mítico que muchos emplean para explicar la obra de su madre: Hay personas que se dedican muy seriamente a hacer análisis sobre la cultura inglesa que tuvo Leonora, que es innegable que la tuvo, pero creo que no se trata de que si ella se alimentó de los cuentos de cuna o que si había una tradición celta u otra, o si se interesaba por la magia. Un poco la tarea de la fundación será rastrear algunas de esas cuestiones a nivel creativo para que las personas estén en contacto más directo con una complejidad y no con simplificaciones que se han hecho por muchos que han escrito sobre ella.

La fundación se propone organizar un archivo, tanto visual, como de los textos de la artista, porque hay otro problema, señala. “Las personas creen ver escultura de Leonora, cuando realmente no son sino falsificaciones la gran mayoría de las cosas. Ella hizo muy poca escultura. Fueron unas cuantas piezas y ahora parecen reproducirse como conejos, no sólo en la ciudad de México, sino en Guanajuato, Estados Unidos.

Es muy grave tener estas falsificaciones como obra de ella, porque tenía un estilo que había encontrado para sí misma. Esto es lo que también queremos demostrar para que el público aprenda un poco cómo debe ver ese arte que es difícil. No es una cubeta de agua con una jerga llamada, de pronto, una instalación.

Una de las primeras acciones de la Fundación Leonora Carrington fue implementar un taller relacionado con el arte terapia, que imparte Gonzalo Domínguez en Meridia, centro de día para personas mayores, para que el arte se convierta en instrumento de ayuda.