El escritor británico abrió el Salón Literario de la feria editorial jalisciense
Habló de su novela, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, en la que vuelve a la ficción de Oriente
Lunes 30 de noviembre de 2015, p. 9
Guadalajara, Jal.
El escritor Salman Rushdie, de origen indio y naturalizado británico, regresó a la Feria Internacional del Libro (FIL) después de 20 años, donde recibió la medalla Carlos Fuentes y ofreció un discurso para inaugurar el Salón Literario del encuentro.
En su discurso justificó la intención de volver a la fantasía de Oriente con su nueva novela, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, en una especie de nostalgia por el hechizo de Scherezada, de Las mil y una noches, cuyos orígenes están en India, dijo, y que, al contrario de la tradición narrativa de Occidente, es una ficción en la que los malos no siempre reciben castigo
.
La novela, que se presenta mañana en la reunión editorial, se origina en la misma infancia del Nobel, cuando su padre solía narrarle los grandes cuentos de Oriente
en su casa de Bombay.
Consideró que los niños se enamoran fácilmente de los relatos, que tienen la capacidad de soñar con ellos, conquistar castillos y convertirse, a su vez, en cuentacuentos.
Pero siguen creciendo y las historias se alejan de sus vidas, quedan empacadas; es más difícil que se enamoren de ellas con el paso del tiempo
, dijo.
Agregó que el acto de enamorarse de un libro nos cambia de alguna manera, y esas narraciones se convierten en parte de nuestro mundo.
También recomendó leer o releer libros que alguna vez nos representaron dificultades, como le sucedió a él, que durante sus años universitarios dejó inconcluso El tambor de hojalata, de Günter Grass: la novela languideció durante una década en una repisa hasta que regresó a ella y encontró todo lo que antes no había podido amar en esas narraciones.
Aunque en su infancia lo sorprendían las historias que llegaban de Occidente hasta su casa, en India, dijo que para él siempre la verdadera maravilla eran los cuentos que estaban más cerca de mí
, relatos de Oriente llenos de misticismo y de crueldad, casi a la Quentin Tarantino
.
Destacó que historias como las de Las mil y una noches tienen una casi absoluta ausencia de religión, donde el sexo es un protagonista que permanece, hay mucha sangre y hechos mágicos, por lo cual los islámicos, amantes de la censura, no gustan
de ese libro de cabecera en la literatura mundial.
Recuerdo que minutos antes de la revuelta contra (Hosni) Mubarak (ex presidente de Egipto) pidieron que esa versión fuera retirada de circulación, porque contenía vicios y pecados contrarios al islam.
Contó que un documento del siglo X, proveniente de Bagdad, Irak, menciona la historia de un rey malvado que mata a sus concubinas una cada noche, pero ese libro se perdió y hoy es el gran eslabón perdido
en la historia literaria.
Scherezada es como la estatua de la libertad, no de metal, sino de palabras. Una mujer que tuvo fe en el hombre que estaba por debajo del monstruo asesino; ella buscaba recuperarlo contando cuentos, para que recuperara su humanidad
, sintetizó.
Dijo que el gran porqué de Las mil y unas noches es que Scherezada se enamoró de este rey malvado, una de las cuestiones que, junto a las historias que escuchó en su infancia, lo impulsaron a escribir su nueva novela.
“Después de varios años de intentar rigurosamente la verdad, me doy cuenta de que tengo una ficción más fantástica, que a la vez puede ser realista. Son historias que me hicieron enamorarme de la libertad y me dije: ‘voy a la raíz de la ficción, a contar historias que no fueron ciertas, pero mejor que si fueran ciertas’”.
Tras su exposición Rushdie platicó con la prensa, y dijo que ambientó el libro en Nueva York no sólo porque él vive en esa ciudad estadunidense, sino porque se trata de un lugar “reconocible y contemporáneo.
Para crear un mundo en el que la historia se desenvuelva de la manera más auténtica es muy importante que el lugar se sienta real. Lo otro es que la auténtica cuestión de este libro, y de muchas fábulas, es lo que le sucede a la gente ordinaria cuando algo extraordinario explota en sus vidas
, señaló.
También habló de la adaptación cinematográfica de Hijos de la medianoche, su libro de 1980. Contó que fue muy complicado, porque cuando una obra pasa de un medio a otro se convierte en una obra distinta
.
Rushdie prefirió abstenerse de responder a preguntas sobre los recientes ataques terroristas en Europa.