El Cairo.

Cerca de 30 personas murieron este lunes en un atentado suicida perpetrado en una concurrida mezquita chiíta de Kabul, capital de Afganistán, que fue reivindicado por la milicia sunita Estado Islámico (EI).

La inmolación de un combatiente del Estado Islámico alcanzó un santuario chiíta en la ciudad de Kabul, afirmó la Agencia Amaq, portavoz del EI, No se dieron más detalles ni se pudo comprobar independientemente la veracidad de la información.

Los talibanes rechazaron toda relación con el atentado.

El EI, que considera herejes a los chiítas, intenta desde hace tiempo incrementar las tensiones entre sunitas y la minoría chiíta en Afganistán. A principios de octubre el EI también asumió la responsabilidad de un atentado en un santuario en Kabul en el que murieron 14 personas y 30 resultaron heridas.

Desde el Ministerio del Interior se habló de 27 muertos y 35 heridos. Reportes previos dieron cuenta de más de 30 muertos y 85 heridos.

El atacante suicida vestía un chal cuando entró, afirmó Sayed Sulaiman, testigo que sobrevivió al atentado al encontrarse detrás de una columna. Sulaiman cree que el número de víctimas supera el reportado por las autoridades, ya que “la mezquita estaba llena de gente. Yo mismo ayudé a trasladar al menos 30 heridos y muertos, afirmó.

El atacante suicida hizo estallar los explosivos que portaba consigo en la mezquita de Bakir al Olum, en el oeste de la ciudad, donde se habían congregado los chiítas a orar. Este lunes se conmemoró en la mezquita el final del luto de 40 días por de la muerte del imán Hussein, el nieto del profeta Mahoma, que fue asesinado en el año 680 en lo que hoy es Irak.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó el acto imperdonable. El jefe de gobierno, Abdulá Abdulá, lo calificó de crimen de guerra.

El ataque fue condenado también por el embajador de Estados Unidos en Kabul, la misión de la Organzación del Tratado del Atlántico Norte en el país y la Misión de Asistencia de la Organización de Naciones Unidas en Afganistán.

En otro foco bélico, Stephen O’Brien, subsecretario general para Asuntos Humanitarios y Coordinador de Ayuda de Emergencia de Naciones Unidas, declaró que cerca de un millón de sirios viven asediados debido a la guerra civil que afecta su país. Actualmente hay 974 mil personas afectadas por la guerra, precisó. Los civiles están siendo aislados, muertos de hambre, bombardeados y privados de atención médica y asistencia humanitaria para forzarlos a someterse o huir.