Alejandro Díaz de León Carrillo, propuesto por el presidente Enrique Peña Nieto como integrante de la junta de gobierno del Banco de México (BdeM) por un periodo de siete años, fue ratificado ayer por el pleno del Senado.

Díaz de León fue ratificado para el periodo que comenzará el primero de enero de 2017 al 31 de diciembre de 2024 y ayer rindió protesta ante el pleno de la Cámara de Senadores.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) destacó en tribuna que ha terminado el feliz matrimonio que han mantenido durante mucho tiempo la Secretaría de Hacienda y el Banco de México. Normalmente van de la mano, pero este feliz matrimonio parece que se ha roto.

–¿Por qué? –cuestionó el senador Mario Delgado–. Porque el Banco de México por fin se decidió a ya no continuar con la farsa que ha sostenido Hacienda en este gobierno.

Esta historia de que vamos a tener altas tasas de crecimiento, que nunca se cumplen. Esta estrategia de proponer un crecimiento que nadie cree para mantener un nivel de endeudamiento y de gasto insostenibles.

Esto, abundó el perredista, atinadamente hace algunos días el BdeM dijo se acabó. En 2017 no hay forma de crecer entre 2 y 3 por ciento; no vamos a crecer a 2.5 por ciento, que es la base de cálculo para el presupuesto de egresos del próximo año, y de todo el paquete económico y fiscal. Hizo su ajuste, y dice el Banco de México que podríamos  crecer a 2 por ciento.

Al mismo tiempo, subrayó Delgado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajó la expectativa a 2.2; Citibanamex la redujo a 1.8; JP Morgan a 1.8; Santander a 1.7; HSBC a 1.7; Banorte a 1.1 y Black Rock a uno por ciento mientras la OCDE, a 2.2.

El perredista aseveró: nos espera un 2017 con la amenaza de una desaceleración de la economía, y con un paquete fiscal que no es el adecuado para enfrentar esta situación.

Desde la tribuna insistió: llegamos a uno de los momentos más críticos de la economía mexicana en muchos años, por la estrategia de mentir, de este falso optimismo que ha enarbolado la Secretaría de Hacienda para mantener un nivel de gasto y de deuda que es verdaderamente irresponsable.