En el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) el fin último no es defender la reforma educativa, sino el principio de cambiar el país mejorando la enseñanza. Y si nos dicen que hay mejores formas de hacerlo, estamos dispuestos, afirmó el presidente en turno de la institución, Eduardo Backhoff Escudero.

En entrevista, señaló que entre los principales focos rojos de la reforma no sólo está su implementación y la adecuada capacitación y formación continua de los docentes, sino abatir la profunda desigualdad en las oportunidad educativas y los aprendizajes alcanzados por los sectores más empobrecidos.

Hay niños, destaca, que concluyen la primaria con un nivel de lectura de segundo o tercer grados de primaria. Otros que la terminan, con niveles de segundo o tercero de secundaria. Enfrentamos una desigualdad tan grande, que equivale a seis grados escolares para la misma generación de alumnos.

Las iniquidades, advirtió, se van agravando conforme se avanza en la escolaridad. El niño que entra al primer grado de primaria y viene de poblaciones indígenas ya trae un rezago de un año escolar, aproximadamente.

Lo anterior, dijo, da como resultado que, conforme avanzan los grados escolares, aquellos pocos que logran terminar el bachillerato, cuando quieren ingresar a una escuela pública, no pueden, porque son los que sacan peores calificaciones. El sistema educativo es súper inequitativo y repite las iniquidades sociales.

Tras destacar que el INEE convocará del 13 de septiembre al 25 de octubre al seminario La reforma educativa: avances y desafíos, en el que participarán los funcionarios públicos responsables de su implementación, entre ellos los subsecretarios de Planeación, Otto Granados; Educación Básica, Javier Treviño; Educación Media Superior, Rodolfo Tuirán, y Educación Superior, Salvador Jara, así como Elisa Bonilla, directora general de Desarrollo Curricular, explicó: La idea es que se haga un balance público de la reforma, que se nos diga dónde hay avances, pero también dónde no se ha podido cumplir.

Backhoff Escudero agregó que otro de los retos más importantes de la reforma educativa es vencer no sólo la desigualdad de la oferta educativa, sino también la baja calidad de los aprendizajes, los cuales, agregó, son muy pobres. Vamos a presentar los resultados de bachillerato en el Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea), y éstos reflejan que cerca de 60 ó 70 por ciento de estudiantes no logran adquirir los aprendizajes mínimos que marca el currículum.

La mayor deuda que tiene el país con su población, más allá de las desigualdades en la oferta educativa, es que no aprenden lo que tienen que aprender, o sea, lo mínimo indispensable.

Otras de las debilidades de la reforma, indicó, es la transformación de las escuelas normales, las cuales están en pésimas condiciones. Se les ha abandonado por décadas y se han repetido los mismos vicios. No es posible que la mitad de sus egresados que desean entrar al sistema educativo no lo puedan hacer porque no tienen las competencias mínimas para hacerlo.