Hace más de 70 años en México, tres personajes se involucraron en una red de espionaje nazi vinculada al tráfico de recursos naturales y minas clandestinas, en la cual estaban relacionados altos mandos de las fuerzas armadas, secretarios de Estado, celebridades y empresarios.

El Sapo y las minas de mercurio es una obra de género policiaco con tintes de comedia que se desarrolla en una época en que proliferaban espías nazis; lo cual está respaldado con documentos”, explicó Martín López Brie, autor y director de la puesta en escena que se estrena hoy.

La historia, prosiguió, detona a partir de un retrato hablado encargado al dibujante Patrick Brice por un matón a sueldo del gobierno conocido como El Sapo. A partir de ese momento, Brice se involucra en una intriga de espionaje así como en una relación amorosa con la enigmática Dolores Toral.

El Sapo, detalló, es una especie de matón a sueldo de Gobernación, quien sí existió, aunque hay muy poca información sobre él.

Lolita, añadió López Brie, es una doble agente, oculta en su papel de secretaria que se relaciona con Brice, al tiempo que se investigan todos los documentos de la infiltración nazi en México.

La lógica de esta historia, puntualizó, es que tiene resonancia actual, sobre todo porque se trataba de extraer recursos del país destinados a financiar la guerra, pero quienes se dedicaban a hacer esa operación eran agentes y espías, además de militares y burócratas sobornados y coludidos.

La obra, con la Compañía Teatro de Quimeras, se presenta en el teatro Benito Juárez (Manuel Villalongín 15, Cuauhtémoc). Funciones: jueves y viernes, 20 horas, sábados, 19 y domingos a las 18 .