Jueves 19 de abril de 2018, p. 32
Guadalajara, Jal.
Compuesta por cada vez más niños y mujeres, pues muchos hombres se han adelantado, la Caravana del Viacrucis Migrante salió ayer de Guadalajara rumbo a su siguiente parada: Mazatlán, Sinaloa.
Al menos 650 indocumentados, la mayoría centroamericanos que buscan llegar a la frontera con Estados Unidos para pedir asilo político o humanitario, arribaron a esta capital el martes y el miércoles buscaban abordar el tren carguero que los llevará por el Pacífico hasta Baja California, casi un mes después de haber partido de Tapachula, Chiapas.
La caravana, que se realiza cada año desde 2010 al comienzo de la Semana Santa, confrontó en esta ocasión a los gobiernos de México y Estados Unidos, después de que el presidente de este último país, Donald Trump, exigió que se detuviera el periplo de hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses que busca visibilizar el fenómeno migratorio y los peligros y atropellos que implica.
En Guadalajara, además de refugio, los viajeros recibieron comida y atención médica de organismos civiles y autoridades. Se instalaron consultorios en el atrio de una parroquia aledaña y en su casa pastoral.
También recibieron apoyo de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, que envió personal para acompañarlos durante toda su estancia.
El organismo gestionó el apoyo de las diferentes dependencias, entre ellas el Instituto Jalisciense de Atención al Migrante y el ayuntamiento de Tlaquepaque, donde se encuentra el albergue El Refugio. Allí se pudo constatar que 80 por ciento de los migrantes son mujeres y niños.
En tanto, 40 centroamericanos que se adelantaron llegaron a Tijuana entre lunes y martes. Ocho se presentaron en la garita de San Ysidro ante autoridades estadunidenses y pidieron asilo político. El resto permanece en el albergue de la organización Movimiento Juventud 2000.
(Con información de Mireya Cuéllar / La Jornada Baja California)