Celebra también cuatro décadas de quehacer literario y anuncia libro de memorias
Sábado 9 de junio de 2018, p. 7
Aline Pettersson lee: “Tiemblo enredada en el deseo/ de tomar la pluma/ sin tener objeto claro./ Sólo el ansia…/ No sé qué quiero decir, sé/ que quiero decirlo/ Revuelo de entrañas/ al impulso de mi mano/ sin propósito,/ sin más razón/ que apacentar la urgencia./ La tinta delinea/ palabras que pugnan/ por dejar su encierro./ Abolir el tiempo para/ sentirme viva/ en el tiempo inefable/ de lo escrito”.
Es el poema Escribir
, incluido en su libro Ya era tarde. Es así como llegó al final el homenaje que se rindió a la cuentista, narradora, poeta, ensayista y traductora en el Centro Cultural Bella Época para celebrar su cumpleaños 80 y dos efemérides más.
Sus 40 años como escritora y la publicación, el próximo año, de su libro de memorias Selva oscura en el Fondo de Cultura Económica, editorial que junto con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizó el festejo en el que estuvo acompañada por la escritora Rosa Beltrán, la sicoanalista y escritora Estela Ruiz, el editor Joaquín Díez-Canedo y el jurista Diego Valadés.
Pasiones, deseos y desilusiones
Beltrán, titular de la Dirección de Literatura de la UNAM, dijo que para muchos de sus lectores Aline es la autora de las técnicas de la representación de la consciencia, de los mundos internos expresados en voces internas, en diálogos propios, en diarios, cartas y hasta mensajes cibernáuticos para decir: Esta soy yo
. Esta me pasa, este es mi tiempo subjetivo y mi espacio subjetivo y el de mis personajes, y a fin de cuentas ¿no todo tiempo ni todo espacio al ser percibido por un sujeto son subjetivos? ¿No necesita la ciencia en sus definiciones la posición de un observador Siempre?’
Hay algo objetivo, sin embargo, algo visto desde fuera en la obra de Aline, si es que así se puede llamar a lo leído y extraído de otros autores, influencias que abundan de su obra y que hablan tanto de su voracidad lectora como de su afán fagocitócico. La literatura de Aline surge de la vida, de la experiencia propia, que decía Josefina Vicens a condición de que esa experiencia pase antes por la literatura.
Díez-Canedo habló de la forma de escribir de Aline Petterson, nacida el 11 de mayo de 1938 en Ciudad de México. En su obra, dijo, se acentúan “los paisajes interiores, las pasiones, los deseos, las desilusiones de los personajes. En tus propias palabras la vida está hecha de pequeños momentos, da igual si luminosos o pardos, pero momentos que al paso del tiempo, al volver la mirada atrás, se revisten de una importancia que es probable que no se advirtiera entonces.
Tus novelas son recopilaciones de esos pequeños, pero trascendentes momentos en la vida de tus personajes, engarzadas como perlas de un collar, que es otra imagen tuya recurrente, encuentro en esa forma de escribir una ética literaria que me parece admirable.
Estela Ruiz le escribió una carta para resaltar su amistad, mientras el ex procurador Diego Valadés, primo de Aline, recordó momentos familiares.
Al finalizar, la escritora agradeció el homenaje y leyó varios poemas breves, entre ellos Escribir
. Ese que dice: “Tiemblo enredada en el deseo/ de tomar la pluma/ sin tener objeto claro./ Sólo el ansia…/ No sé qué quiero decir, sé/ que quiero decirlo/…”