Abrumador, el peso de la deuda que dejó el prianismo // Le falta mucho al Tren Interurbano // Crisis del sector salud
La evolución del debate senatorial // Hacer acuerdos no es tan perjudicial // El otro Bartlett
El fondo inescrutable
México. Sector Externo (enero-sep 2018)
Salario mínimo, en el sótano // Poder adquisitivo inexistente
Angelitos
La UABC cambia rector sin cuestionarse
Muerte digna, ¿cuándo?
El torneo local le pone las cosas difíciles al Tata
l proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2019 que presentó en días recientes el Ejecutivo federal fija una reducción de 1.03 a 3.43 por ciento en los recursos federales destinados a las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma Metropolitana (UAM), así como al Instituto Politécnico Nacional (IPN) y otras instituciones de educación superior. El dato lleva a preguntarse en qué medida tal proyección presupuestal afectará el desempeño de esos centros de estudio –varios de los cuales habían solicitado, en cambio, incrementos en sus partidas– y si no perjudicará uno de los programas más importantes del propio gobierno federal, Jóvenes Construyendo el Futuro, el cual requiere plazas adicionales para los 300 mil jóvenes a los que se proyecta incorporar a la educación superior.
Llaman a no recortar gasto a universidades
uienes suscribimos la presente carta, integrantes del Seminario de Educación Superior de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), manifestamos nuestra oposición al proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación en materia de subsidios federales a las instituciones de educación superior y a los ramos correspondientes a investigación científica y cultura.
os salarios estratosféricos de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y de los altos ejecutivos del sector privado no tienen justificación moral, ética o profesional en un país donde por lo menos 53 millones de personas se encuentran bajo la línea de pobreza y 9 millones sobreviven en la miseria.
l juego de palabras se prolonga. Debemos empeñarnos, realizar un esfuerzo inmenso para deshacernos del legado de Enrique Peña, para despeñarnos. Empeñar es también que lo propio se haga ajeno, como al visitar el Monte de Piedad. Y empeñarse es hoy, en México, asumir hábitos del régimen peñista.
ntre el modelo neoextractivista de Davos, profundizado en México durante las administraciones de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, que forjó megamillonarios como Carlos Slim, Alberto Baillères y Germán Larrea (cuyas fortunas sumadas equivalen según Forbes a 95.2 mil millones de dólares) y que sumió al país en una grave crisis social signada por una barbarie que derivó en catástrofe humanitaria y el extractivismo progresista con desarrollo incluyente (nacionalismo de los recursos o activismo estatal neodesarrollista), el régimen de la cuarta transformación
de Andrés Manuel López Obrador parece inclinarse por éste último.
uando los delegados de los 200 países que suelen asistir a las cumbres sobre el clima designaron a la ciudad de Katowice, en Polonia, para la reunión de este año (la COP24), seguramente sabían que era el sitio ideal para mostrar cómo no se cumplen los compromisos internacionales para disminuir la generación de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global. Destacadamente el Protocolo de Kyoto (1997) y el Acuerdo de París, firmado hace tres años. Y es que dicha ciudad y toda Polonia brillan entre los 27 países que forman la Unión Europea (UE) por su negligencia en hacer realidad lo acordado en las cumbres climáticas.
l presupuesto público para 2019 indica un objetivo de estabilidad para la economía, en un contexto de redistribución de una parte de los recursos para cumplir con los planes que ya ha establecido el nuevo gobierno.
reyeron que moriría pronto, de muerte natural, y apenas merecería un pie de página en las enciclopedias del futuro. Le clavaron tantos clavos y con tal determinación que uno hubiera dicho éste ya no se levanta. ¡Un ismo a esas alturas del siglo XX! Y peor, un ismo parrapa, pendenciero, nihilista, revolucionario cuando nadie en la cultura nacional quería ser revolucionario, como no fuera institucional. Los infrarrealistas a mediados de los setentas brotaron como un forúnculo, una erupción de adolescencia en un medio literario encarrilado, arriba y adelante, que aún prevalece en las cúpulas y sus capillas.
o que sucedió después se produjo sin transición y casi sin hilazón aparente, no porque las cosas no estuviesen ligadas sino porque mi atención ausente permaneció totalmente disociada.