Las personas con discapacidad enfrentan serias dificultades para su integración al mercado de trabajo en condiciones de igualdad, de acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

En el documento Discriminación estructural y desigualdad social el organismo expone que estas dificultades se manifiestan en las bajas tasas de participación laboral y en la alta proporción de personas que se dedican sólo al trabajo no remunerado en actividades de reproducción familiar.

También son expresadas mediante las condiciones de segregación ocupacional, que las llevan a las personas con discapacidad ubicarse predominantemente en puestos de trabajo de baja calificación, así como en las mayores condiciones de desprotección laboral y en una amplia brecha de ingresos laborales.

De acuerdo con el estudio, este grupo de población enfrenta menores probabilidades que el resto de contar con protecciones legales, beneficios laborales y prestaciones. Por ejemplo, las personas con discapacidades múltiples tienen 21 por ciento mayor riesgo que las personas sin discapacidad de no contar con un contrato laboral escrito.

El texto detalla que los individuos con discapacidad que trabajan, reciben ingresos mucho menores que el resto de la población, incluso con una escolaridad y posición ocupacional similar. Dependiendo del tipo de discapacidad, la brecha salarial frente a personas sin discapacidad puede llegar hasta 151 por ciento.

Por otro lado, en el estudio también se aborda la situación de discriminación que viven las mujeres en el trabajo. Conapred encontró que existe una fuerte división por género del trabajo remunerado y no remunerado. Por ejemplo, casi cuatro de cada 10 hombres se dedican a su empleo remunerado sin realizar labores no remuneradas. La proporción de las personas de género femenino en la misma situación es casi seis veces menor.

De acuerdo con los hallazgos del consejo, las mujeres no han logrado una participación sustancial en ocupaciones como el trabajo agrícola o en las posiciones no manuales calificadas y semicalificadas. Sin embargo, forman parte importante de sectores con profesiones históricamente feminizadas; por ejemplo, maestras, secretarias o dueñas de microcomercios.