Lunes 26 de agosto de 2019, p. 9
La fantástica y entrañable historia de Macondo y de su estirpe centenaria fue recreada este domingo en el Complejo Cultural Los Pinos con la lectura en voz alta de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
Esta actividad formó parte del ciclo Leo… luego existo 2019, organizado por la Secretaría de Cultura federal, por conducto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), para promover y fomentar la lectura, y con ella se festejó el 52 aniversario de la publicación de esa novela cumbre del realismo mágico.
Efectuada en el salón Venustiano Carranza de la otrora residencia presidencial, mismo que se abarrotó de público, la lectura estuvo a cargo del primer actor Ignacio López Tarso y su hijo, el también histrión Juan Ignacio Aranda.
Es la segunda ocasión que ambos intérpretes ofrecen una lectura pública de Cien años de soledad, en una selección y adaptación de Arturo Rosales Ayala. La anterior tuvo lugar en marzo de 2017, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con motivo del cincuentenario de esa emblemática obra del Nobel de Literatura colombiano.
López Tarso fue recibido por la heterogénea audiencia de pie, con una prolongada y entusiasta ovación, imagen que se repitió casi una hora después al concluir la sesión. Según dijo el actor, ésta fue la primera ocasión que visita Los Pinos, los cuales, ya sin Presidente viviendo allí, bromeó, se han convertido en los pinoles
.
El legendario actor, quien a sus 94 años es uno de los pocos representantes vivos de la Época de Oro del cine nacional, criticó la falta de organización que prevalece en ese complejo cultural, en específico la falta de estacionamiento y señalamientos, además de las inhumanas distancias que deben recorrer los visitantes para ingresar.
Ya entrado en la materia de la reunión, López Tarso destacó que el de Gabo es un muy buen libro, el cual nunca se cansa uno de leer, y procedió a darle lectura de forma pausada y amena, histriónica.
La versión presentada estuvo dividida en tres momentos: El hielo, donde se presenta a Macondo y sus personajes y se cuenta cuando el coronel Aureliano Buendía fue llevado por su padre a conocer el hielo; Remedios la bella, en el que se relatan los particulares influjos de esa hermosa mujer hasta que se eleva al cielo, y La ciudad de los espejos, el epílogo de la obra, donde se habla del fin de una dinastía irrepetible, condenada a 100 años de soledad.
Fue así que durante una hora, gracias a esa novela garciamarquiana, el Complejo Cultural Los Pinos se inundó de la mágica historia ocurrida en Macondo, un pueblo erigido a las orillas de un río de aguas diáfanas.
Una historia que alude a una populosa y complicada genealogía encabezada por Úrsula Iguarán, inventos maravillosos vendidos por el gitano Melquíades, mariposas amarillas, una mujer que en vida se eleva al cielo y una estirpe que llega a su fin al nacer un niño con cola de cochino.