Domingo 8 de diciembre de 2019, p. 21
París. La policía se enfrentó ayer en esta capital a manifestantes y miembros del movimiento de los chalecos amarillos, quienes se unieron a la huelga general indefinida contra la reforma de jubilación propuesta por el gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Manifestantes de la ola amarilla marcharon por 56 sábado consecutivo del complejo del Ministerio de Finanzas, en el río Sena, al sureste de París, con las mismas exigencias de hace un año para mejorar la situación económica en Francia, pero a su lista de consignas añadieron los cambios a la reforma de pensiones.
La mayoría de los chalecos amarillos protestó pacíficamente, pero algunos lanzaron proyectiles o empujaron a los agentes antimotines, lo que provocó que fueran repelidos con gas lacrimógeno en varias ocasiones. Manifestantes pertenecientes al paro bloqueaban las carreteras, lo que afectó los desplazamientos en el país y generó algunos choques con la policía.
En el tercer día de la huelga, turistas y compradores padecieron el cierre de líneas del Metro en todo París y las estaciones de tren estaban casi vacías. Los tres principales sindicatos ferroviarios del país acordaron reforzar
su movilización a partir del lunes para que el gobierno retire su proyecto.
Los transportistas son la figura central de la huelga, pero a esta lucha se les unieron profesores, estudiantes, policías, recolectores de basura, abogados, médicos y petroleros, entre otros. Un aumento a los combustibles desató la ola amarilla hace un año, y está convergencia de reclamos podría representar una mayor amenaza a la presidencia de Macron.
En esta jornada unas 2 mil 800 personas desfilaron en Nantes contra la reforma a las pensiones durante una manifestación tensa, con choques entre participantes y la policía. En Lyon, hay hoteles disponibles pese a que es imposible encontrar alojamiento en esta ciudad durante este fin de semana, y más cuando se celebra su tradicional fiesta de las luces.
La huelga general indefinida, que inició el pasado jueves con 1.5 millones de participantes a escala nacional, es contra un sistema universal
de jubilaciones, que prevé remplazar a los actuales 42 regímenes de jubilación existentes.
El ejecutivo francés promete un dispositivo más justo
, pero sus opositores temen una mayor inseguridad
para los jubilados.
El primer ministro, Edouard Philippe, lo dijo claramente a los franceses en un discurso a la nación el viernes: Van a tener que trabajar más años
.
Esta movilización es la que ha reunido a más gente desde las primeras jornadas de los masivos movimientos sociales de 1995, 2003 y 2010 en Francia.