Ningún cambio en la manera en que se enfrenta la violencia de género en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se puede construir sin consultar a las estudiantes que han sido víctimas de acoso, agresiones sexuales o violaciones por integrantes de la comunidad universitaria. Es lo que plantean alumnas que han vivido violencia machista en la Facultad de Filosofía y Letras (FFL), y cuyos procesos de denuncia concluyeron sin sanción para los responsables.

Se trata de estudiantes que no participan en la toma de las instalaciones que desde el 4 de noviembre mantiene un grupo de activistas que demandan la erradicación de la violencia de género.

En una carta abierta dirigida a la comunidad del plantel –y que fue leída por una alumna el pasado 13 de diciembre en un encuentro entre docentes y alumnos con el director de la Facultad, Jorge Linares, y representantes de la rectoría de la UNAM–, las estudiantes señalan:

Las que hemos sobrevivido a la violación o al hostigamiento sexual por parte de profesores de la FFL, quienes fuimos objeto de la vejación por alguno de sus discípulos más destacados, las que no tuvimos la capacidad de volver a poner un pie en esta casa de estudios por el terror que hemos padecido, quienes hemos desatendido nuestro desempeño académico por ir a terapia, y detuvimos la vida mientras nuestros agresores continúan frente a otras compañeras en el aula, mientras otros tantos, siendo estudiantes, recibieron una beca para continuar con su carrera académica en otro país, nosotras, las que no nos dejamos matar, consideramos la toma de la facultad por nuestras compañeras más jóvenes, una contundente y hermosa medida que, por nuestro estado, nosotras fuimos incapaces de hacer.

A más de un mes de paro de labores en la facultad, las alumnas consideran que la comunidad tiene la oportunidad de reflexionar que no se puede regresar a su normalidad.

El movimiento de protesta que vive la FFL, nos da la esperanza de que algo pase para que las agresiones sexuales y los abusos de autoridad se detengan en este espacio, para excelencia del ejercicio del pensamiento crítico.

Las estudiantes, que presentaron sus denuncias antes de que iniciara el movimiento, creen que en su momento a la administración de la facultad no le era posible atender nuestras denuncias, no únicamente por la evidente precariedad jurídica de la que adolecen los instrumentos que rigen la convivencia universitaria, y a pesar de los acuerdos internacionales y las leyes que mandatan al Estado mexicano a garantizar una vida libre de violencia para las mujeres.

Para las alumnas, es urgente una reforma universitaria que garantice la erradicación de la violencia de género y que observe lo que al respecto indican los tratados internacionales y la legislación de la nación. También plantearon que es necesaria la resolución de las denuncias por violencia contralas mujeres que están pendientes en la facultad.