Domingo 19 de enero de 2020, p. 18
París. El gigante chino Huawei, que ocupa el segundo puesto en el mercado de celulares inteligentes y es el número uno en equipos para telecomunicaciones, despierta tanta curiosidad como recelos en todo el mundo en los albores de la red 5G.
Ésta –quinta generación de normas para red móvil– es la nueva versión del conjunto de tecnologías móviles y su despliegue se acelerará a partir de 2020.
Se trata de un conjunto de protocolos y métodos de transmisión de la información que, en principio, ofrecerá rapidez, poco tiempo de respuesta y gran capacidad. En este sentido, la 5G supone una mejora de las capacidades técnicas que ofrece la 4G.
Es también una nueva etapa en las prácticas de comunicación. Mientras la primera generación permitía hacer llamadas, la 2G agregar texto, la 3G enviar imágenes y la 4G desarrollar el Internet móvil y el uso del video, la 5G promete conectar todo, en cualquier lugar y todo el tiempo, empezando por los objetos, en la industria, las ciudades y el sector sanitario.
Huawei ha realizado importantes inversiones en ella para tomar la delantera a sus competidores, el sueco Ericsson, el finlandés Nokia y el sudcoreano Samsung. La mayoría de los operadores consideran al grupo chino como el puntero en esta tecnología.
Sin embargo, Washington culpa al grupo chino de no respetar el embargo contra Irán, realizar labores de espionaje industrial y robo de tecnología, en un contexto de guerra tecnológica y comercial con Pekín.
Para Washington, el principal riesgo estaría por llegar. Tanto por el papel que debe jugar, determinante para el Internet de los objetos
, como por su propia estructura, más descentralizada, la 5G representa un desafío importante en términos de ciberseguridad.
Sin embargo, los servicios de inteligencia estadunidenses temen que Huawei no permita que las autoridades chinas utilicen sus equipos para vigilar las comunicaciones y los tráficos de datos en un país. Son acusaciones que el grupo chino niega de manera vehemente, asegurando que si los servicios de inteligencia chinos le pidieran algo así rechazaría su demanda tajantemente.
El argumento esgrimido por Washington convenció a varios socios de Estados Unidos, como Australia y Japón, que prohibieron a Huawei en su territorio. Nueva Zelanda también lo hizo, pero luego dio marcha atrás.
Europa, más conciliadora
La posición de Europa oscila entre la voluntad de no crispar al aliado estadunidense y el miedo a quedarse atrás en la tecnología, pues el despliegue de la 5G está bastante avanzado en Asia, sobre todo en Corea del Sur y China.
A finales de diciembre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó sus reservas al mencionar el riesgo de que los datos de ciudadanos o de empresas acaben siendo explotados en virtud
de una ley china sobre los servicios secretos.
Sin embargo, a escala nacional las posturas no son tan tajantes. Alemania, pese a la presión de Estados Unidos, no parece querer vetar a Huawei, que equipó a gran parte de los operadores para su red 4G. Francia no ha tomado ninguna medida específica contra el grupo.
En España, Italia, Polonia o Grecia ya está previsto que los operadores utilicen Huawei en sus despliegues, junto con sus competidores Ericsson y Nokia.
Reino Unido, pendiente de su salida de la Unión Europea y deseoso de acercarse a Estados Unidos, tampoco parece dispuesto a cortar el paso a Huawei. Más de la mitad de los 65 contratos que Huawei firmó con operadores para equipos 5G lo hizo con empresas europeas.