Alrededor de 37 por ciento de las personas con diabetes en México, también viven con alguna enfermedad cardiovascular. La principal es el infarto al miocardio que ha tenido 23 por ciento de los enfermos, lo que disminuyen su calidad y esperanza de vida, afirmó José Luis Arenas, cardiólogo e investigador clínico.

El profesor de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí comentó los resultados de una encuesta internacional que reveló la insuficiencia cardiaca como segundo padecimiento más frecuente entre quienes viven con diabetes.

El mal está subdiagnosticado, pero es el antecedente inmediato de los infartos al corazón, junto con la ateroesclerosis.

Aunque los síntomas de la insuficiencia cardiaca son claros, no se integran como parte de la evaluación clínica de los pacientes, sostuvo.

Son las personas con diabetes que se sienten fatigadas, les falta el aire, tienen tos nocturna y se les hinchan las piernas. Estas son señales de que el corazón no funciona adecuadamente. Es un problema que avanza de manera gradual y pasa desapercibido para médicos y pacientes, indicó.

En entrevista con el experto responsable en México de la encuesta internacional Capture, indicó que los niveles elevados de glucosa en sangre generan un estado de inflamación constante que, con el tiempo, dañan el músculo cardiaco y lo debilitan.

Eso provoca síntomas como la fatiga, la hinchazón de piernas y otros que en ocasiones se confunden con los provocados por padecimientos del tubo digestivo. Arenas explicó que después de un internamiento por falla cardiaca, los pacientes tienen un riesgo de 10 a 15 por ciento de reingresar al hospital en el siguiente mes y de 30 a 40 por ciento en los seis meses posteriores. De ahí la importancia de los resultados obtenidos en la encuesta, donde participaron 10 mil individuos de 13 países, de los cuales más de 800 fueron mexicanos. La información debe servir para alertar a las instituciones de salud y autoridades sobre la importancia de asegurar la atención médica integral para los enfermos, así como de incorporar tratamientos farmacológicos innovadores que, además del control de la diabetes, disminuyen el riesgo de las enfermedades cardiovasculares.