Surgida en Europa hace ocho siglos y llegada a América a través de lo que hoy es México en 1528, la tradición de representar el nacimiento del Niño Jesús se ha convertido en una maravillosa obsesión para las manos artesanas de nuestra región, en la que ha cobrado carta de naturalización, en buena medida gracias a la creatividad con la que nuestros grandes maestros artesanos la han representado desde la época virreinal.

Así lo destacó Cándida Fernández, directora de Fomento Cultural Citibanamex (FCC), en la premiación del 27 Concurso Nacional de Nacimientos Mexicanos y la inauguración en el Museo del Carmen de una exposición integrada por casi medio centenar de trabajos ganadores.

Según la promotora cultural, México es uno de los países con mayor riqueza en la creación y manufactura de estos nacimientos, no sólo por la diversidad de materias primas empleadas en su elaboración, sino también por su narrativa, ya que, sin prejuicio ni menoscabo de su temática central, significada en el misterio, han evolucionado adaptando un sinfín de posibilidades en su representación, entre las que podemos apreciar cambios formales, como el contexto de su escenificación, la fisonomía, la indumentaria, la flora, la fauna, los oficios, los tipos populares, por mencionar los más evidentes, explicó.

Estos cambios están ligados estrechamente a la vasta geografía de nuestro país y a la pluralidad étnica de cada región. De tal suerte que en la creación y factura de estas obras de arte podemos dar cuenta del crisol cultural que nos distingue y cómo las tradiciones compartidas nos brindan identidad en la que nos reconocemos los mexicanos.

Resaltó que varias de las representaciones clásicas guardan relación con las escenas provenientes de Europa, particularmente el Belén español, pero también transitan por el sincretismo que se gesta en las diversas comunidades y pueblos, muchos de origen indígena, como manifestaciones devocionales y van cobrando forma a lo largo de los siglos XVIII y XIX en la inclusión de usos y costumbres que interpretan estas particularidades locales.

Entre ellas, mencionó el bien y el mal mediante la figura del diablito, o incluso funcionan a manera de sanación para alejar a los malos espíritus, además de aquellas que hoy día son modernas y vanguardistas, con expresiones netamente regionales: campesinos o charros, se traslada al niño Dios en vehículos motorizados, y en muchas ocasiones son ejecutados con un toque, además de genialidad, de buen humor.

Materiales y técnicas innovadoras

El Concurso Nacional de Nacimientos, organizado de manera conjunta por el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) y FCC contó este año con una bolsa de un millón de pesos.

Ese monto fue distribuido entre los tres primeros lugares de las 12 categorías participantes, entre ellas barro libre de plomo, cantería y lapidaria, textiles, miniaturas, metalistería y orfebrería, cerería y cartonería, además de tres premios especiales a las mejores obras de diseño, de técnica y de rescate, así como el Galardón Nacional Nacimientos Navideños Mexicanos otorgado a Ramón Franco Ortega, de Olinalá, Guerrero. Se concedieron también cuatro menciones honoríficas.

Tras precisar que este año participaron 211 piezas, elaboradas por 21 mujeres y 23 hombres de 15 entidades federativas y ocho pueblos originarios, la directora del Fonart, Emma Yanes Rizo, destacó que en la actual emisión se detectaron varias innovaciones entre los trabajos participantes, en términos de materiales y técnicas empleadas.

La exposición de Nacimientos Mexicanos se mantendrá hasta el 4 de febrero de 2024 en el Museo del Carmen (avenida Revolución 4 y 6, San Ángel).