Martes 26 de diciembre de 2023, p. 5
En un rincón de la alcaldía Coyoacán hubo una pequeña aldea de Belén, muy semejante a la del centro de Cisjordania de hace dos milenios donde, se asegura, nació Jesús de Nazareth.
De entre las chozas y construcciones primitivas, brotaron el bullicio y el olor de los animales de corral: gallinas, pollos, cerdos, gansos, ovejas, conejos y hasta un asno.
Hombres y mujeres aparecieron vestidos con túnicas, mantos y turbantes, además de calzar sandalias. Fue como regresar a los tiempos bíblicos.
Así ocurrió la propuesta escénica impulsada por vecinos de la colonia Ciudad Jardín –en ese pequeño rincón de Coyoacán– para conmemorar 800 años de la primera representación del nacimiento del Niño Jesús.
Esta tradición fue iniciada en 1223 por San Francisco de Asís en Greccio, Italia, que en sus orígenes se realizaba con personas de carne y hueso. Tras extenderse por el resto de Europa, llegó a América por la entonces Nueva España, hoy México, en 1528.
El nacimiento viviente de Coyoacán tuvo como sede la Parroquia Franciscana de la Divina Providencia y se llevó a cabo también con motivo de las fiestas navideñas, con tres representaciones del 23 al 25 de diciembre.
El interior del templo –ubicado en la intersección de la avenida de Las Rosas y calle Nochebuena– fue habilitado como la antigua aldea de Belén, con una escenografía que reprodujo mediante elementos de utilería y murales en papel los paisajes y condiciones de vida en aquella época, a lo que se sumó la vestimenta de los cerca de 20 intérpretes, que evocó a la utilizada hace dos milenios en esa región de Medio Oriente, además de incluir a personajes divinos como el mismísimo arcángel Gabriel, con sus enormes alas blancas en la espalda, quien anuncia a la Virgen María que será la madre del Niño Dios.
Con el fin de dar mayor naturalidad a la representación y aproximarse lo más posible a la realizada por San Francisco de Asís hace ocho siglos, se incluyeron varios animales de corral vivos, como los ya referidos, situación que en la primera presentación, la noche del sábado, puso en aprietos a los organizadores.
Según explicaron, debieron retrasar las actividades porque no contábamos con que los animalitos tienen que comer
, además de que no están acostumbrados a un lugar como el templo ni a interactuar con tantas personas.
También desconocían que requerían un permiso especial para transportar de Atlacomulco a la Ciudad de México al burro que emplearon en el montaje, trámite que al final cumplieron.
Sin embargo, de nada sirvió en esa primera escenificación la presencia del borrico, pues no hubo poder humano que lograra hacerlo entrar a la parroquia, por lo que María tuvo que ir de Nazareth a Belén a pie.
Con el Ave María de Schubert, los balidos persistentes de uno de los corderos, el piar de los pollos, el graznido de los gansos y a lo lejos el anuncio del vendedor de tamales calientitos
, se llevó a cabo la primera representación en Coyoacán del nacimiento viviente, que concluyó tras media hora, con todos los personajes dentro del establo.
La Virgen María y José, acompañados por los pastores y los tres Reyes Magos ofreciendo regalos al Niño Jesús, ante el silencio respetuoso de los feligreses, escenificaron esa tradicional postal navideña ante la que algunas personas del público se postraron e incluso se persignaron.