Opinión
Ver día anteriorMartes 6 de mayo de 2025Ediciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Negocios y empresas

Las finanzas del Vaticano

N

o es lo mismo una Iglesia pobre para pobres, que una Iglesia rica para todos los cristianos. Este dilema será determinante en el cónclave que se inicia mañana en la Capilla Sixtina, uno de los lugares más ricos y simbólicos de la cristiandad.

A lo largo de esta década, las finanzas del Vaticano han presentado pérdidas, con un déficit anual de entre 70 y 90 millones de euros, por lo que una institución adjunta, el Óbolo de San Pedro, ha tenido que cubrir esos recursos.

Esta situación tiene descontentos a los cardenales, porque cuentan con recursos limitados para sus funciones y para llevar la fe al mundo. Por estas razones del déficit y de los pocos recursos para la catequización es que hace falta un papa conservador que sepa manejar las finanzas del Vaticano.

La administración de los recursos de este pequeño Estado nación, la única teocracia en Europa, es poco transparente, incluso para la propia curia romana. A lo largo de la historia ha pasado por grandes crisis, como la de 1982, cuando el Banco del Vaticano (instituto para las obras de la religión), principal accionista del Banco Ambrosiano, fue partícipe de un gran fraude con el colapso de esta última institución. En parte por esta situación, el papa Francisco trató de transparentar las finanzas, pero con pobres resultados.

Es imposible conocer con exactitud el patrimonio del Vaticano. Cuenta con más de 5 mil inmuebles, grandes museos, obras de arte de valor inconmensurable y más de mil millones de fieles por todo el mundo. Hay que señalar que existen diferencias entre los bienes eclesiásticos y los bienes del Vaticano, pero se entremezclan y generan ingresos múltiples y diversos por conducto de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede, el Instituto para las Obras de la Religión, museos, fondos de inversión, contribuciones de fieles, congregaciones religiosas, fundaciones y aportaciones de iglesias locales.

Esta amalgama de ingresos da lugar al uso discrecional de recursos, lo que se presta a fraudes, lavado de dinero, evasión de impuestos en el extranjero, vínculos con mafias y organizaciones ilegales, tal y como sucedió con la administración del Banco Ambrosiano.

Por lo pronto, los recursos contables del Vaticano pasan por un problema de caja que debe resolver el próximo papa.