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FMI-Banco Mundial: disco rayado // Receta: “ajustes” y más “ajustes” // Clara Brugada gobierna Bachetitlán

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▲ La búlgara Kristalina Georgieva lidera el FMI, con el visto bueno de EU.Foto Afp
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in nada de gloria, pero sí con muchísima pena por sus cada vez más destartaladas bolas de cristal y sus sempiternas “políticas de ajuste”, hoy comienzan formalmente las llamadas “reuniones anuales” del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y, como ambos organismos no saben de otra ni les interesa (sin importarles el sostenido cuan sonado fracaso de sus “sugerencias” económicas y financieras, ni sus catastróficos impactos en el nivel de bienestar de miles de millones de seres humanos), llegan a ellas con más de lo mismo para que las naciones eufemísticamente denominadas “menos favorecidas” no se salgan del redil.

¿Y cómo funciona la “democracia multinacional” en ambos organismos? Sencillo: quien lleva la batuta es Estados Unidos, con el mayor poder de voto: 16 por ciento en el BM y 16.5 en el FMI (México apenas 1.7 y 1.8, respectivamente) y se suma el correspondiente a sus marionetas del G-7 y la Unión Europea, entonces esa proporción sube a 70 por ciento (en conjunto, las naciones latinoamericanas y caribeñas a duras penas tiene 8.12; la mitad corresponde a Brasil y México) y se hace lo que la Casa Blanca ordene para que nada cambie.

Año tras año, la dupla BM-FMI repite la “solución” a los grandes problemas económicos, financieros y sociales del mundo: ajustes y más ajustes, que ha resultado, por un lado, en una terrorífica concentración del ingreso y la riqueza –saqueo de por medio–, y, por otro, en la miseria acumulativa de miles de millones de seres humanos.

Como lo han hecho sus antecesores en esas posiciones desde los acuerdos de Bretton Woods, en 1944-1945, las actuales cabezas visibles de dichos organismos (el indo-estadunidense Ajay Banga, nominado por Joe Biden, en el Banco Mundial, y la búlgara Kristalina Georgieva, nominada por la Unión Europea –con el visto bueno de la Casa Blanca– en el FMI) repetirán como loros que “la única solución posible” a los descomunales problemas económicos, financieros y sociales del planeta (todos con un peso político cada vez mayor) es “continuar con la política de ajuste”, algo por demás probado, con fracaso garantizado.

Mientras ese par protege los intereses de las naciones más poderosas, el Banco Mundial divulgó sus Perspectivas económicas regionales, y de la correspondiente a América Latina y el Caribe se toman los siguientes pasajes:

La región (a lo largo de los años, todas las naciones que la integran han sido víctimas de la “política de ajuste”) enfrenta un panorama desafiante: lento crecimiento económico y laboral; precios más bajos de materias primas; lenta caída de las tasas de interés globales que reduce la demanda y complica el servicio de la deuda; inversión débil; estancamiento en deslocalización y margen fiscal limitado (¿cómo? si han seguido al pie de la letra las “recomendaciones” del BM y el FMI). Crecerá 2.3 por ciento en 2025 y 2.5 en 2026, el más lento del mundo.

Las brechas estructurales en infraestructura, educación, regulación, competencia y política tributaria frenan la adopción de tecnología y la creación de empleo de calidad. Es complejo el panorama en materia de emprendimiento: a pesar del alto nivel de espíritu emprendedor, estatus y actividad en la región, el crecimiento sigue siendo bajo. Esto se debe a la coexistencia de una gran cantidad de microempresas informales con poca intención de escalar, con un grupo reducido de empresas transformadoras.

Las deficiencias en educación y en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) reducen la cartera de empresas; la calidad de la gestión, las empresas de reciente creación registradas y las tecnolatinas se quedan atrás en comparación con sus pares. Dos limitaciones apremiantes –mercados financieros superficiales y escasez de trabajadores calificados– impiden el escalamiento. Las posibles respuestas políticas incluyen fortalecer el capital humano con mejor educación y formación, ampliar el acceso al financiamiento mediante la profundización de los mercados de capital y mejorar la protección de los acreedores, fomentar mercados competitivos e incentivos a la innovación. Hasta ahí el Banco Mundial, pero todo ese rollo sólo para llegar al punto que le interesa: “reforma laboral (‘modernización’, le llama) para reducir los costos de contratación”, es decir, joder más al trabajador y mayores beneficios al capital.

Las rebanadas del pastel

La jefa de gobierno de Bachetitlán, Clara Brugada, asegura que “pronto los baches quedarán en la historia”. Ajá, pero eso prometió un año atrás y, hasta ahora, nada.

X: @cafevega