Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 6 de febrero de 2002
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Cultura

Ť En entrevista, habla sobre los apartados de su investigación y las razones para hacerla

Renovado texto de Guillermo Sheridan sobre López Velarde arroja luz sobre los últimos años del poeta

CESAR GÜEMES

Luego de que dio a conocer Un corazón adicto en el Fondo de Cultura Económica, la vida de Ramón López Velarde parecía un tema agotado, incluso para un especialista en él como Guillermo Sheridan. No era así. Desde París, mientras en México acaba de aparecer su volumen, aumentado casi al doble del original y con el título Un corazón adicto, la vida de López Velarde y otros ensayos afines, bajo el sello de Tusquets, el escritor explica así el crecimiento de la obra:

"Cuando terminaba la redacción de la biografía, el iconógrafo Xavier Guzmán buscó a la familia Correa para tener una foto de Eduardo J. Correa, mentor y primer editor de RLV en la prensa católica de provincia. Guzmán me habló para visitar el que resultó ser un espléndido archivo, bien cuidado. Ahí encontramos un cartapacio con decenas de cartas inéditas de RLV y algunos poemas y artículos no recogidos. Fue mucha suerte, porque otros investigadores ya habían estado en ese archivo y no lo habían visto. Encontré también un manuscrito de Correa sobre la historia del Partido Católico Nacional que me pareció importante y envié a mi amigo Jean Meyer, quien luego lo prologó para el FCE. En fin, era, y espero que siga siendo, un archivo muy rico.

"Bueno, las cartas me remitieron a revistas y periódicos de Aguascalientes, Zacatecas y Guadalajara, en cuya formidable hemeroteca localicé aún más poemas y escritos variados, sobre todo crónicas y comentarios políticos. Eso se sumó a las cartas y preparé una edición crítica, Correspondencia con Eduardo J. Correa y otros escritos juveniles, que sacó el FCE en 1990. Mientras salía ese volumen, José Luis Martínez incorporó todos los hallazgos a su nueva edición.

Las aportaciones

"En todo caso, el hallazgo arrojó buena luz sobre la juventud del poeta y, de pasada, sobre el tránsito del modernismo a la modernidad poética. Para un homenaje a Monsiváis, en Guadalajara, escribí un ensayo sobre ese tránsito y, en especial, sobre la forma en que la cultura católica de la provincia intervino en el combate contra el modernismo decadente de la capitalina Revista Moderna. Hoy, todos esos trabajos están incorporados al nuevo libro. También incluí el prólogo a la edición de la poesía completa de Editorial Ayacucho, que creo nunca se publicó porque la empresa entró en crisis. Es una especie de introducción a López Velarde para el lector latinoamericano. Y, por último, un arreglo que hice de los artículos que escribí con motivo de una discusión que sostuve con mi amigo Gabriel Zaid sobre la muerte de RLV en las páginas de la revista Vuelta. Eso también fue un subproducto de la biografía, pues Gabriel no está de acuerdo con una conjetura mía sobre las razones del deceso. Fue una discusión larga, nutrida y emocionante. Ahora que menciono a Gabriel, debo reconocer que le he quedado muy mal. Me reprochó con razón, hace 10 años, no haber incorporado a la biografía un apartado de notas. Cuando Tusquets ofreció reeditar la biografía, pensé en hacerlo pero perdí en alguna mudanza el fichero con las tarjetas de la investigación. Eran los tiempos previos a las computadoras. Realmente lo siento."

-Dentro de los apartados nuevos que conforman el actual volumen se
encuentra señaladamente el dedicado al deceso del poeta. Citas a José Emilio Pacheco cuando lamenta "entrar a saco" en la vida de López Velarde, Ƒcuáles fueron las razones que implicaron, en efecto, rastrear datos de sus variadas existencias para completar su retrato hablado?

-Espero que si destaca lo haga por las buenas razones, es decir, por lo que tiene de investigación literaria. Existe un verdadero fervor lópezvelardeano, legítimo si se convierte en buenos escritos, por desentrañar lo más posible un muy complejo tejido de relaciones entre la poesía y la vida de un hombre formidable en un momento crucial de la historia de México. Es un poeta tan inusitado que termina por ser inagotable la pesquisa, el deseo de saber todo sobre todos los aspectos de su vida como poeta, hombre y protagonista político. Descifrar sus metáforas es una especie de deporte nacional e interpretar a cabalidad "la carreta alegórica de paja" que cierra "La Suave Patria" es la medalla mayor. Estoy esperando que Gerardo Deniz comparta conmigo la lectura que hace de un verso enigmático, "La virgen María en su pirámide", que espero vaya más allá de la huida a Egipto. El drama de RLV, que a él le parecía "sentimental y cómico", nos impacta porque contiene elementos claves del ingreso de México a la modernidad poética, pero también a la modernidad crítica y mental.

"La pasión crítica que suscita RLV obedece a que percibimos en su vida y en su rarísima poesía, como en las de ningún otro poeta de la época, esta particular síntesis del drama mexicano en su ingreso a la modernidad. A lo que se perdió y a lo que se ganó con ella. No es, pues, un 'retrato hablado', no es un criminal en fuga. Es una semblanza, un deseo de comprender cómo una serie de dramas de toda índole -políticos, religiosos, económicos, sociales- en un momento gravísimo del país repercutieron en un talento extraordinario, inventivo, irónico, divertido, cachondo, un iluminado civil. Y, sobre todo, cómo se convirtieron en alta, muy alta poesía."

-En ese mismo rubro tratas sobre la depresión que agudizó la enfermedad física del poeta. ƑDe algún modo este padecimiento sicológico lo hermana con Acuña, de cuya muerte sabemos todavía menos?

-Bueno, quien sostiene la tesis de la depresión como causa de su muerte es Gabriel. Yo pienso que obedeció a razones clínicas que, obviamente, serían deprimentes. No creo que a RLV lo hermane nada serio con Acuña, un rimador bastante canalla. Pensé que te ibas a referir a la de Villaurrutia, esa sí una muerte extraña, casi misteriosa. Hay una especie de mito de la muerte del sabio o el poeta. Es el capítulo de la biografía que más emoción convoca. Es imposible no emocionarse con la muerte de Kant narrada por De Quincey, la de Rimbaud narrada por Etiemble o la de Mozart narrada por Robbins Landon. El lector tiende a una catarsis de orfandad, supongo, pues por amar la obra ama también a su creador.

De López Velarde y Juan Diego

-En la época que vive el país, el catolicismo o la variante del mismo que ahora se practica cobra un auge muy concreto. Te pido que diferencies la postura católica de López Velarde del actual catolicismo a punto de canonizar a Juan Diego.

-No me siento calificado para responder eso. Dudo que López Velarde haya sido muy guadalupano, a pesar de que estudió en un seminario bajo su advocación. El catolicismo de López Velarde era una fe, claro, una fe tan intensa como frágil, una fe casi medieval, muy escatológica (en el sentido etimológico del término) y tenía ramificaciones políticas y sociales, en su calidad de demócrata formado en las ideas de León XIII. En lo personal, fui educado en el catolicismo, pero no tardé en descubrir la verdadera religión, a saber, que Bach es dios y Mozart su profeta. O que Bach es dios Padre, Mozart el hijo y Monteverdi el espíritu santo. Prefiero a un dios matemático, hermoso y armónico. Una vez, en un pueblecito en Holanda, entré a una pequeña iglesia luterana. Un salón vacío, blanco, y en vez de altar había un órgano magnífico. Pensé que los fieles acudían en realidad a venerar la música. En un relato de Anthony Burgess, en el cielo, Mozart le enseña armonía a dios. El catolicismo actual no me dice gran cosa, y no creo que las razones para canonizar a esa emoción que abreviamos "Juan Diego" sean de índole religiosa. La Iglesia cristiana no me dice nada. Me interesa como el eje que es de la cultura occidental, pero más que la fe o la teología me interesa la marianología, la simbología, la hagiografía, la hermenéutica, el riquísimo simbolismo de una construcción cultural que marca profundamente a la poesía y al arte.

-A partir de tus irrebatibles argumentos en el sentido de que has escrito no una biografía, sino una vida, Ƒaceptas afinidades literarias con Fernando Vallejo?, quien hizo trabajos similares con José Asunción Silva y Porfirio Barba Jacob.

-Conozco la de José Asunción Silva y me gusta, aunque no me interesa mucho. Preferiría tener afinidades con otros biógrafos, como por ejemplo Richard Ellmann de James Joyce, o una de las biografías más hermosas que he leído recientemente, la de Dante, de Jacques Madaule. Pero, claro, eso es imposible. Además, yo no soy biógrafo. Narré la vida de RLV por motivos casi azarosos.

-López Velarde se ha mantenido con buena salud y consiguió atravesar incluso el umbral del siglo XXI mexicano. ƑA qué lo atribuirías más allá de sus dos o tres poemas emblemáticos?

-ƑSólo tres? Es cierto. Dice Paz en algún sitio que tres es más que suficiente para un gran poeta. Lo bueno es que nunca encontrarás lectores que elijan los mismos tres poemas. Creo que RLV es nuestro clásico moderno por excelencia y la articulación de su drama en su poesía nos toca de una manera especialmente delicada. Es ya un poeta canónico, y en esa calidad habrá de navegar los incidentes del calendario. Por otro lado, me complace que se le comience a leer fuera de México, algo que le había sido regateado. La edición de la UNESCO de José Luis deberá dar frutos en América Latina. En España, luego de la antología prologada por Saúl Yurkievich para Taurus, creo, aparece ahora en Hiperión una muy buena edición crítica de la poesía completa a cargo del sevillano Alfonso García Morales. El castellano se merece incluir en sus registros a un poeta que le hizo grandes servicios.

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