Carreteras, bancos e ingenios, ejemplos recientes, señala
Privatizar el sector eléctrico no garantiza eficiencia: Di Costanzo
Los rescates han generado cuantiosas pérdidas al país
CIRO PEREZ SILVA
La intención del gobierno federal de privatizar en todo o en parte el sector eléctrico no garantiza que la actividad de compañías privadas mejore la efectividad lograda con la propiedad estatal, advierte el consultor Mario Di Costanzo, luego de recordar que por la privatización de carreteras, bancos e ingenios azucareros, el gobierno federal ha obtenido ingresos por 15 mil 500 millones de dólares, mientras que para su ''rescate'' ha tenido que invertir 80 mil 500 millones.
El investigador sostiene que en el caso de México, la política de ''privatizaciones'' ha atendido más a un criterio de ''reducción de presiones presupuestales'' que a una política de privatización enfocada a equilibrar metas económicas y políticas.
Asegura que la falta de claridad en estos fines ha generado experiencias ''que han resultado altamente ineficientes y a la postre se han convertido en operaciones que han generado costos fiscales al gobierno. Y si se realiza un breve análisis del costo-beneficio de las privatizaciones que hemos realizado hasta ahora, nos encontramos que el gobierno ha pagado por rescates de los sectores privatizados mucho más de lo que ha recibido por concepto de su venta''.
Precisa que la diferencia entre las ganancias obtenidas al privatizar la construcción y operación de carreteras, y la administración de bancos e ingenios azucareros, es de 65 mil millones de dólares que han tenido que pagar todos los contribuyentes, ya que luego de venderlos a la iniciativa privada el gobierno se ha visto en la necesidad de ''rescatarlos''.
De acuerdo con el esquema que proponen el gobierno federal y las bancadas del PAN en el Congreso, los beneficios económicos que se persiguen al ''privatizar'' incluyen: mejorar la eficiencia y desempeño empresarial, desarrollar industrias competitivas que beneficien a los consumidores, acceso y ampliación de los mercados de capitales, lograr un gobierno efectivo de la empresa y, por supuesto, asegurar el mejor precio posible en la transacción o desincorporación.
Recuerda que existen a nivel internacional ejemplos exitosos de privatizaciones, lo mismo en la ex Unión Soviética, en Cuba, con la industria del Turismo, que en Gran Bretaña y Francia, con otras industrias.
''Sin embargo, en el caso de México, contrariamente a la experiencia internacional, las privatizaciones han resultado altamente ineficientes y a la postre se han convertido en operaciones que han generado costos fiscales para el gobierno. Para corroborar lo anterior basta mencionar la experiencia sufrida por el gobierno mexicano en materia de carreteras, banca, y actualmente los ingenios azucareros, sin olvidar que las reformas al 27 constitucional sobre la propiedad rural tampoco se han traducido en desarrollo para el campo mexicano.''
El asesor en materia económica de diputados y senadores perredistas advierte que, aun con las malas experiencias en esta materia, la administración actual mantiene la idea de continuar con la política de privatizaciones, perfilándose los sectores de telecomunicaciones y energía, como los siguientes procesos a corto y mediano plazos.
''Ante tal situación conviene preguntarnos por qué han fracasado las privatizaciones en México, contrariamente a lo que ha sucedido en otros países, para entonces buscar los mecanismos óptimos que nos lleven a encontrar el cómo sí de las privatizaciones, en vez de estar discutiendo el por qué no de ellas'', sostiene el asesor.
Cada etapa de la privatización implica equilibrar metas económicas y políticas, es decir, qué negocio es posible llevar a cabo, dadas las circunstancias económicas del país. Esto determina qué se va a privatizar y por qué se privatizará. Esto es, los objetivos políticos y las condiciones comerciales, conjuntamente con los impedimentos políticos, determinan el diseño de la privatización y los beneficios económicos que deben obtenerse. En cada punto de este proceso la piedra angular debe ser la transparencia.
Un elemento adicional para que la privatización funcione -insiste el investigador- es que deben tener éxito las privatizaciones iniciales; luego entonces, la experiencia dicta que se debe empezar con los sectores mas sencillos.
''Lamentablemente en el caso de México el gobierno ha buscado librarse en primer lugar de las empresas que operan con pérdidas, las que tienen deudas o las que ya han cerrado, y en todos los casos la transparencia no ha sido la variable distintiva. Otro error en el caso mexicano ha sido la absorción de la deuda de las empresas a privatizar, con el objeto de restituirles su valor; esto ha dado una señal equivocada a los inversionistas, quienes asocian ya el concepto de privatización con el de absorción de pasivos por parte del gobierno'', advierte Di Costanzo.
La experiencia internacional muestra que las grandes compañías son más fáciles de absorber cuando tienen deudas, por lo que en otros países el gobierno no ha invertido en el proceso de saneamiento de empresas para su venta.
En resumen, en el caso de México la política de ''privatizaciones'' ha atendido más a un criterio de ''reducción de las presiones presupuestales'' que a una política de privatización enfocada a alcanzar los objetivos citados en los primeros párrafos; para mostrar lo anterior sólo basta recordar que el principal argumento para privatizar el sector eléctrico ha sido la imposibilidad de que el gobierno inyecte o aporte los recursos de inversión requeridos por el sector; inclusive ha llegado a amenazar con la falta de suministro eléctrico a corto plazo.
''Lo anterior nos lleva a concluir que no necesariamente las privatizaciones son malas, lo que es evidente es que en el caso de México el mal ha radicado en la manera en que se han realizado, ya que en muchos casos no han sido la consecuencia de una política encaminada a mejorar los mercados, sino más bien han sido una herramienta para reducir el gasto público y que paradójicamente a la postre lo han incrementado'', precisa el investigador.