Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 16 de abril de 2002
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Política

José Blanco

Venezuela: futuro oscuro

No es lo mismo que las mayorías opten por un candidato presidencial entre alternativas partidarias e ideológicas maduras, y/o programas nacionales diferentes, que elegir por mayoría, aun significativa, a un dizque hombre "providencial", debido a que la sociedad está no se diga desencantada, sino exhausta de tolerar a inservibles partidos políticos tradicionales. Hombres "providenciales" fueron Fujimori, Bukaram, a su modo Menem, y algunos más, y también Hugo Chávez. A su modo también lo fue Vicente Fox. Y todos ellos fueron elegidos por procedimientos democráticos.

En América Latina, la perenne inmadurez de las instituciones políticas, la injusticia social, el amplio y arraigado espíritu del populismo de las masas, la corrupción de los partidos políticos y de los gobiernos, la irresponsabilidad administrativa y financiera de éstos, y el discurso tropical exaltado y demagógico, es un todo que, entre otros resultados, da de vez en cuando la elección de un hombre "providencial", tal como ocurrió en Venezuela con Chávez.

La comedia de Venezuela es una tragedia. Hugo Chávez aparece en la escena política venezolana como artífice de un golpe de Estado frustrado contra Carlos Andrés Pérez, en febrero de 1992, que lo llevó a la cárcel. En marzo de 1994 lo excarcelan a cambio de abandonar la milicia. En diciembre de 1998 gana las elecciones presidenciales con 56 por ciento de los votos. En abril de 1999 el Parlamento le aprueba la Ley Habilitante para legislar autocráticamente durante seis meses en materia económica y administrativa; en el mismo mes y año, 88 por ciento de los venezolanos aprueba por referéndum la convocatoria a elecciones de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). En julio los venezolanos eligen a 124 "chavistas" de los 131 que conforman la ANC, que redactaron la nueva Constitución Política. En agosto, Chávez jura nuevamente como presidente ante la ANC. Su popularidad y legitimidad política estaban entonces en las nubes.

En diciembre de 1999 los venezolanos, mediante nuevo referéndum, aprueban con 71 por ciento de los votos la Constitución Bolivariana, si bien, primera advertencia, se registró una abstención de 54 por ciento del electorado. A partir de esa fecha la polarización interna comienza a crecer y Chávez no hace sino exacerbarla cada vez con mayor ahínco. En octubre de 2000 la ANC le otorga por segunda vez poderes especiales para legislar autocráticamente durante un año en materias económica, social y de administración pública.

Al amparo de esa autocracia legal populista y en medio de contradicciones sociales y políticas en ascenso, así como de una gran pérdida del capital político que había llegado a acumular, en noviembre de 2001 abre una gran crisis de gobernabilidad, mediante la promulgación, por sí y ante sí, de 49 leyes con contenidos alejados de la correlación de fuerzas sociales y políticas reales y al margen de los factores reales de poder de la sociedad venezolana. Entre ellas, la ley de expropiación y redistribución de tierras, la de hidrocarburos, que prevé la elevación de la tributación y la participación mayoritaria del Estado en las nuevas asociaciones petroleras, la del Banco Central de Venezuela (BCV) para la coordinación macroeconómica entre éste y el Ministerio de Finanzas, y la del Fondo de Inversión y Estabilización Macroeconómica, que la aleja del propósito inicial de amortiguar las variaciones de los ingresos petroleros.

Entre tanto, el crecimiento económico cae de 4.0 a 2.6 por ciento entre 2000 y 2001, mientras el desempleo abierto se mantiene en alta proporción: 14 por ciento desde 1999. La inflación se ha sostenido en índices de dos dígitos, pese a estar contenida por el tipo de cambio fijo (en una banda de variación). Como era de esperarse, las calificadoras internacionales han mantenido a Venezuela con índices de alto riesgo.

Inopinadamente, el martes de carnaval Chávez cambió el esquema de bandas en el mercado cambiario por la libre flotación. Una reforma sin preparación ni coordinación con otras decisiones financieras necesarias. Dejar al mercado el precio de la divisa ha obligado al BCV a subastar 60 millones de dólares diarios, monto superior al ingreso diario en divisas de la empresa petrolera estatal.

Desde entonces han salido del país 15 millones de dólares diarios y el bolívar se ha devaluado en más de 30 por ciento. De otra parte, Chávez llevó la deuda pública interna de 2 mil millones de bolívares a 11.3 miles de millones, en los tres años que lleva al frente del gobierno. Un desastre.

En unas cuantas horas, Chávez es depuesto junto con la ANC, Carmona jura por el mandato que nadie le otorgó, decide reponer la Asamblea por exigencia de los hombres de las armas, y ésta, abrumadoramente "chavista", no hace sino reponer a Chávez.Ahora todo está peor nacional e internacionalmente para Venezuela, y el futuro es más oscuro que nunca.

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