Pese a ello, la Tesorería capitalina
les cobra puntualmente el servicio
Viven habitantes de Santa Catarina situación
de crisis por la deficiente calidad y cantidad de agua
Lo que existe en la zona es discrimnación: Clara
Brugada Llama a huelga de pagos
RICARDO OLAYO GUADARRAMA
La escasez de agua en la sierra de Santa Catarina, Iztapalapa,
sólo permite que durante un día o algunas horas a la semana
haya dotación por la red domiciliaria, y el resto de los días
los vecinos quedan sujetos a una distribución preferencial por parte
de los piperos de la delegación.
En
un recorrido por seis colonias de la sierra, sus habitantes indicaron que
la deficiente calidad y cantidad del líquido es una situación
de crisis que altera su bienestar desde hace años, y a pesar de
ello, apuntaron, la Tesorería del GDF les cobra bimestralmente el
servicio.
"El agua no llega pero los recibos de cobro sí",
se quejaron los vecinos en Miravalle, la parte media de Santa Catarina.
En el fondo lo que hay es una discriminación interna
de esta zona por parte de las autoridades delegacionales en el caso del
abasto de agua, acusó por su parte la diputada perredista Clara
Brugada, quien realizó el recorrido y planteó a cada grupo
de vecinos con los que se entrevistó, una "huelga de pagos".
La asambleísta visitó las colonias San Miguel
Teotongo, Las Mercedes, Reforma Política, Buenavista y otras que
en su nombre tienen la herencia de los anteriores gobiernos priístas:
Carlos Hank González y Miguel de la Madrid.
En entrevista dijo que la propuesta de dotar de agua a
la zona por lo menos durante tres días, que hizo la semana pasada
en conferencia de prensa el delegado René Arce, es una demanda histórica
que ella ha encabezado con otros grupos vecinales y que fue retomada por
la autoridad delegacional un día después de que expresaron
su molestia con la situación de escasez ante funcionarios de la
demarcación.
Los vecinos explicaron que el agua les llega solamente
una vez cada semana y en otros casos cada 10 días o 15 días.
"Es un chorrito que no acaba de llenar los tambos ni los tinacos" y que
deja a los habitantes de la zona a expensas de la dotación por pipas.
Los piperos son trabajadores de la delegación
y sin embargo cobran el servicio, directamente o pidiendo para "el refresco"
o para la "motobomba". En caso de negativa los vecinos quedan señalados
y para futuras ocasiones se les niega la dotación.
Despotismo y preferencias
El problema por la escasez obliga, principalmente a las
mujeres, a acudir a las cinco o seis de la mañana a las tomas de
agua donde se diseñan las rutas de reparto de las pipas,
a fin de solicitar el servicio a este personal de la delegación.
El trato es despótico y preferencial, indicaron
los vecinos en entrevista, quienes señalaron a Rogelio Reyes y Miguel
Escamilla como dos de los supervisores que sólo atienden a su "clientela"
y quienes tienen el apoyo de las autoridades delegacionales.
Clara Brugada estableció ante los vecinos que es
necesaria la destitución de los supervisores por la corrupción
y el clientelismo con que se conducen. De fondo, estos personajes son intermediarios
que no resuelven el problema de la carencia del líquido, toda vez
que la autoridad no libera la presión del agua a la red domiciliaria
y en cambio la envía a las tomas donde las pipas se surten
para, posteriormente, entregarlas en cisternas, tambos y piletas.
En la colonia Miguel de la Madrid las vecinas mostraron
una cubeta con el agua que cae de la red con pequeños animales negros,
a los que ellas llaman "ajolotes"; aún vivos, se retuercen en el
agua de color café.
Ese líquido lo usan para bañarse y posteriormente
lo reutilizan para lavar patios, lo mismo ocurre con el agua con que lavan
su ropa; en el interior de sus domicilios tienen cubetas llenas del agua
lista para ser reutilizada.
"Es agua de tamarindo a la que sólo le falta el
azúcar", ironizó una de las vecinas inconforme con la situación.