Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 5 de junio de 2002
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Cultura

Woody Allen

Una guía de los ballets menores

El ballet comienza con un carnaval. Hay refrescos y carreras. Mucha gente ataviada con ropas de alegres colores baila y ríe, con acompañamiento de flautas e instrumentos de viento, mientras los trombones tocan en tono menor para sugerir que los refrescos se acabarán pronto y que todo el mundo va a morir.

Dando una vuelta por la feria aparece una hermosa joven llamada Natacha, que está triste porque a su padre lo han mandado a luchar a Jartum, y no hay guerra allí. La sigue Leonid, un estudiante, demasiado tímido para abordar a Natacha, por lo que le deja en la puerta un plato de ensalada mixta todas las noches. Natacha se siente conmovida ante el regalo y quiere conocer al hombre que se lo envía, sobre todo porque detesta la ensalada aliñada y preferiría Roquefort.

Los desconocidos se conocen accidentalmente cuando Leonid, al tratar de componer una nota amorosa para Natacha, se cae de un tiovivo. Ella le ayuda a levantarse, y bailan un pas de deux, después del cual Leonid trata de impresionarla haciendo girar los ojos hasta que tienen que llevarlo a la casa de socorro. Leonid se disculpa con insistencia y sugiere que los dos den un paseo hasta la Tienda número 2 para ver un espectáculo de marionetas... una invitación que le confirma in mente a Natacha que se ha topado con un idiota.

La función de títeres, sin embargo, es embelesadora, y un títere grueso y divertido llamado Dmitri se enamora de Natacha. La joven comprende que Dmitri, aunque sea de serrín, tiene alma, y cuando el títere le propone ir a un hotel con nombre supuesto, se siente excitada. Los dos bailan un pas de deux, pese al hecho de que ella acaba de bailar otro pas de deux y está sudando como un buey. Natacha confiesa su amor por Dmitri y jura que estarán siempre juntos, aun cuando el hombre que maneja los hilos de Dmitri tendrá que dormir en un catre en el recibidor.

Leonid, despechado al verse vencido por un títere, le pega un tiro a Dmitri, que no muere, pero aparece en un tejado del Banco de Comercio, bebiéndose con altanería un frasco de Air Wick. La acción se torna confusa, y se produce un gran regocijo cuando Natacha se fractura el cráneo.

Texto cedido por Editorial Tusquets a La Jornada; forma parte del libro Sin plumas

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