ENTREVISTA
Irene Khan, secretaria general de AI
En la lucha contra el terrorismo, perdieron los derechos
humanos
Lo interesante de las normas internacionales en esta
materia es que todos los gobiernos son puestos al mismo nivel, todos tienen
responsabilidad de respetarlos... y uno de los peores efectos del 11 de
septiembre es que los estándares han sido pasados por alto, con
impunidad...
Londres, 25 de junio. La secretaria general de
Amnistía Internacional (AI), Irene Khan, sabe que a raíz
de los ataques a Estados Unidos en septiembre pasado, los países
poderosos han pasado por alto el respeto de los derechos humanos, lo cual
le inquieta, porque sienta un peligroso precedente para el mundo.
Además, la Comisión para los Derechos Humanos
(CDH) de la Organización de Naciones Unidas (ONU) aceptó
tácitamente el enfoque exclusivista de la seguridad impuesto por
los países occidentales. Según Khan, en la lucha contra el
terrorismo las normas internacionales salieron perdiendo.
En entrevista exclusiva con La Jornada, Irene Khan
se refiere asimismo a la selectividad en los casos de quienes pretenden
acusar sin aceptar ser acusados; "estamos ante la promoción de una
hipocresía cultural", dice.
Seguridad y garantías individuales
-La CDH de la ONU fue muy criticada por AI, ¿cómo
interpreta el desequilibrio mostrado y su impotencia para enfrentar la
presión de las superpotencias?
-Este año fue dramático para esta comisión.
No tuvo recursos, ni tiempo para los relatores especiales ni para las organizaciones
no gubernamentales (ONG); así que si en los años anteriores
estuvo politizada, en 2002 lo ha sido mayormente, y cada vez más
se muestra como foro usado por los gobiernos para sus discursos políticos,
puesto que más jefes de Estado se presentan ante ella -lo cual es
positivo, pero dista de ser efectivo-, convirtiéndola en una suerte
de mini Asamblea General de la ONU, en detrimento del trabajo sustantivo
para el que ya no tiene tiempo. Su agenda ha crecido al grado de que resulta
imposible abordarla y le resta claridad en los objetivos que pretende lograr
y para los cuales fue creada.
"Este año era de importancia vital, dado que el
tema más inquietante en los ocho meses anteriores ha sido el del
terrorismo versus los derechos humanos, y existe el temor bien fundado
de un retroceso, dado que éstos son pasados por alto en nombre de
la seguridad. La CDH no pudo enfrentar el debate sobre el respeto a los
derechos humanos en esta guerra contra el terrorismo ni establecer un mecanismo
de vigilancia global cuando, precisamente, el Consejo de Seguridad de la
ONU fijó que los temas de derechos humanos se tratarían en
este foro, y sin embargo no se hizo. Fue su mayor fracaso en los 50 años
que tiene de establecida.
"El camino frente a ella es la evaluación de sus
alcances y metas, definiendo claramente sus temas y propósitos."
-En 2003 se cumple una década de la Conferencia
de Viena sobre Derechos Humanos, ¿debería convocarse a una
revisión?
-Esta efeméride debe llevarnos a la reflexión;
es una ocasión importante para examinar hasta dónde hemos
llegado. La Conferencia en Viena tuvo entre sus logros establecer la oficina
del Alto Comisionado.
"A diez años de distancia, ciertamente deben revisarse
sus mecanismos de trabajo. Los principios y estándares deben mantenerse
intactos por su validez; no es que hayan perdido actualidad sino que se
percibe una erosión debido al uso discriminado que le han dado los
gobiernos.
"No pienso, sin embargo, que otra conferencia sea necesaria
-francamente no le tengo confianza a este tipo de eventos-, pero sí
es esencial que los actores principales, es decir, los gobiernos, la ONU
y la comunidad no gubernamental, se reúnan para una reflexión
conjunta sobre la definición de cómo trabajar juntos. Debemos
encontrar un mecanismo más confiable para la incorporación
constructiva de las ONG, que han crecido en número, en defensa de
temas particulares, con intereses específicos, con una increíble
variedad; debe capitalizarse esta cooperación.
"La oportunidad es propicia, dado el relevo de la alta
comisionada Mary Robinson dentro de dos meses y el clima de crítica
social sobre una comisión que trabaja como lo hacía en los
años 70."
-¿La guerra contra el terrorismo agravó
la politización y selectividad de la comisión, o era un mal
añejo?
-Ha sido la combinación de ambos factores, además
de que, al expandirse la agenda temática de acuerdo con los intereses
de las grandes potencias, la energía se disipa y se enturbian las
prioridades. Se vio con énfasis en el tema de la seguridad y en
la forma en que rápidamente se olvidaron los verdaderos casos de
violaciones, a pesar de que la agenda de trabajo contenía una lista
enorme. La comisión no pudo resistir la presión.
-¿Cuál debería ser el perfil del
nuevo titular de la CDH?
-No tenemos a nadie en mente, pero sí las cualidades
que debiera tener: alguien que tenga un claro compromiso con los derechos
humanos, el valor para levantarse y decir las cosas claramente, aun las
menos placenteras, en el momento preciso y a quien se deba -muchas veces
las dificultades son con los gobiernos-, y la sabiduría para presionar
por los cambios de manera apropiada. Así lo hemos expresado al secretario
general de la ONU.
-El mundo ha visto una proliferación de ONG, de
informes sobre derechos humanos, ¿hacia dónde debe ver un
Estado con voluntad política de respetar las garantías elementales?
-La prioridad de los gobiernos es ver a su propia gente,
la forma en que gozan o no de tales derechos. Las ONG ciertamente los vigilan,
pero los gobiernos no deben actuar en esto como si fuera un ejercicio de
relaciones públicas sino que es un tema de realidad pública.
"Tiene razón acerca de la proliferación
de las ONG , pero esto es positivo porque se han vuelto globales a fuerza
de cobrar fuerza local y nadie las puede ya ignorar. Soy optimista en que
permanecerán a pesar de lo ocurrido el 11 de septiembre, porque
son parte de las agendas nacionales y, como en México, las ONG vigilarán
por que los derechos humanos no sean pisoteados. La experiencia en las
campañas contra las minas personales, contra el reclutamiento de
niños como soldados y por la creación de la Corte Penal Internacional
han demostrado que su conformación en alianzas y coaliciones da
resultados importantes."
Propiciado por EU, se alimenta el cinismo
-Vivimos también, sobre todo en los meses recientes,
a merced de una superpotencia a la cual se le critica pasar por encima
de las libertades fundamentales.
-Cierto, pero lo más peligroso es ver cómo
los Estados promueven la selectividad, que tiende a la hipocresía
cultural. Por ejemplo, hablan de defender los derechos humanos de las mujeres
en Afganistán, pero no en Arabia Saudita. De esta manera, propiciado
por Estados Unidos, se ha alimentado el cinismo en el mundo.
"Estados Unidos no le hace un buen servicio a los derechos
humanos. Una crítica común a la que me enfrento es que estos
derechos son vistos como un producto occidental, a pesar de que muchas
civilizaciones aportaron sus valores y tradiciones a la dignidad humana.
La mayoría en el mundo desconoce el importante papel que tuvieron
varios pequeños países en la elaboración de la Declaración
Universal de 1948, como Líbano, Paquistán, India y muchas
naciones latinoamericanas; no, no fue solamente producto de la señora
Eleonor Roosevelt. No es un concepto occidental, pero la forma en que se
presentan y promueven como parte de la agenda política de Occidente
puede ser muy peligrosa.
"Estados Unidos tiene la gran responsabilidad de esta
percepción equivocada y los hechos recientes envían mensajes
negativos para los derechos humanos. Veamos un ejemplo: su rechazo a la
Corte Penal Internacional debilitó el mensaje contra la impunidad."
-¿Estos tribunales son la opción para confrontar
a un Estado violador de derechos?
-Lo interesante de las normas internacionales en materia
de derechos humanos es que todos los gobiernos son puestos al mismo nivel,
todos tienen responsabilidad de respetarlos. Por eso la batalla continúa,
para no permitir que los principios sean subvertidos por los países
poderosos. Uno de los peores efectos del 11 de septiembre es que los estándares
han sido pasados por alto, con impunidad. Esta es una señal peligrosa,
pues indica que pueden ser violados sin que nadie los castigue.
-¿Qué tan lejos se puede ir en esta batalla?
-Se ha ido lejos, hay progresos. En los años 60
la campaña de AI contra la tortura fue recibida con sorpresa, porque
se veía como un hecho medieval y no cotidiano, como ahora es aceptado.
De la campaña contra la pena de muerte podemos decir que una mayoría
de países la tiene en desuso o la ha abolido. Pero los derechos
humanos no están garantizados para siempre; cada logro trae otro
reto, el trabajo no acaba. AI ha marchado en este combate durante 40 años
y seguirá haciéndolo.
-Ahora las alianzas de los otrora enemigos complican los
avances, ¿no es así?
-Antes también había alianzas, lo que impresiona
ahora es la forma tan ruda como se forman hasta entre países con
regímenes democráticos, y todo en aras de la seguridad. Recientemente,
en una misión a un país europeo, se me dijo que, a pesar
de la veracidad de las denuncias de AI contra Rusia en Chechenia, nada
podría hacerse porque es más importante utilizar el territorio
ruso como base militar para el envío de soldados contra Afganistán.
Debe aceptarse que la seguridad es global
-Estos son los casos conocidos, pero de los que no lo
son tanto, ¿quién se ocupa?
-Otro de los impactos del 11 septiembre y de la influencia
de los grandes medios de comunicación es la atención a los
casos principales, pero porque son del interés de las superpotencias.
AI ha informado que en 152 países hay violaciones, pero el mundo
cree que sólo ocurren en los cinco identificados por Estados Unidos;
pero, ¿quién se ocupa de los 20 asesinatos diarios en Colombia,
o de la devastadora de guerra civil en la República Democrática
del Congo? En Nepal hay un conflicto interno de graves consecuencias, pero
la atención está enfocada en Cachemira, hay más muertes
de disidentes pero no se les da atención debido a que lo principal
es la guerra contra el terrorismo. Resulta irónico, pues las potencias
no aprenden las lecciones de la historia; la crisis afgana se produjo por
ser un país olvidado donde había graves violaciones a los
derechos humanos y nadie reaccionaba hasta que llegó el 11 de septiembre.
"Las grandes potencias deben aceptar que en el mundo no
puede haber una parte segura y otra no, que la seguridad es global. La
globalización de la economía no es la respuesta para obtener
seguridad; lo que mantendrá compacto al mundo es el respeto a los
derechos humanos, a los valores fundamentales, y la aplicación de
los estándares jurídicos internacionales."
-Finalmente, siendo la esfera política de donde
emana el respeto de los derechos humanos, dirigida por hombres y para hombres,
¿la escuchan a usted?
-Sí. Nos escuchan porque nos hemos presentado clara
y fuertemente. El próximo año AI lanzará una campaña
global contra la violencia hacia las mujeres, que esperamos sea fructífera.
"Los políticos nos escuchan por lo que decimos,
porque nuestro movimiento es de miembros individuales. Los políticos
nos escuchan y reaccionan porque, como en el caso de México, el
reto está en escuchar para actuar, no con discursos sino en los
hechos."