Juan Arturo Brennan
Metales, muchos metales
Lieksa, Finlandia. Uno más de los numerosos festivales musicales del verano finlandés es el que se desarrolla en esta minúscula ciudad de poco más de 10 mil habitantes, situada a orillas del lago Pielinen. Se trata de la Semana de Metales de Lieksa, uno de los encuentros más especializados y atractivos entre la vasta oferta musical que este país propone a sus habitantes y a los melómanos que lo visitan. La versión de este año de la Semana de Metales de Lieksa, si bien fue ecléctica y variada en su programación, tuvo como presencia destacada a la trompeta, mediante la participación de varios ejecutantes de sólido nivel y de un interesante concurso internacional. Para comenzar este resumen de la Semana de Metales de Lieksa, elijo lo más destacado del festival.
En el ámbito de los intérpretes individuales, lo mejor fue sin duda la presencia del enorme trompetista noruego Ole Edvard Antonsen. La víspera del último día del festival, Antonsen ofreció un sólido recital con acompañamiento de piano, en el que demostró más su posición privilegiada entre los trompetistas de su generación. Además de obras de Shostakovich, Enesco y Grieg, el músico noruego abordó complejas y sólidas obras de Plagge, Bull y Parés, entre las que destacó por su ambiciosa forma y desarrollo la Sonata Op. 103, de Wolfgang Plagge.
Antonsen ofreció un sonido redondo, fuerte, poderoso y al mismo tiempo flexible, con un enfoque y una precisión como de rayo láser. Por lo demás, tanto al interior del programa planteado como en los números interpretados fuera de él, demostró igual habilidad e intuición en el manejo de repertorio serio (por llamarlo de algún modo) y de las piezas virtuosísticas diseñadas para el lucimiento y diversión del ejecutante.
Días antes, al comenzar el festival, Antonsen había dado aviso de su calidad al participar en un concierto colectivo de solistas de metales. En esa ocasión hizo una soberbia versión de la Sonata da chiesa, de Kjell Mörk Karlsen, quizá la mejor obra (y la mejor ejecución) que escuché en la Semana de Metales de Lieksa.
Por cierto, en ese mismo programa actuó otro buen intérprete, el trompetista danés Michael Brydenfelt, quien a final de cuentas permaneció como incógnita. Por razones de calendario y tiempos de ensayo, Brydenfelt canceló su recital individual de modo que sólo pude escucharlo interpretar un par de piezas barrocas y la Vocalise, de Rajmaninov, repertorio en el que exhibió un sonido y un control formidables. Sin embargo, la cancelación de su recital dejó la duda de su manejo de repertorios más exigentes, sobre todo en el campo de la música del siglo XX que había planteado en su programa. Y uso el término ''duda" porque en el repertorio barroco Brydenfelt tiende a hacer algunas cosas muy peculiares con la ornamentación. Me hubiera encantado escucharlo en otro ámbito del repertorio y comparar apreciaciones. Lástima.
Otra presencia fue la de Jouko Harjanne, el más importante trompetista finlandés de hoy y, además, director artístico de la Semana de Metales de Lieksa.
En su presentación con la Orquesta de Joensuu, Harjanne realizó el estreno del Segundo concierto de su compatriota Eero Hämeenniemi, obra austera y rigurosa, sin exigencias extraordinarias para el solista, pero interpretada por Harjanne con la solidez que caracteriza sus ejecuciones que he escuchado en sus grabaciones, sobre todo en lo que se refiere al repertorio nórdico del siglo XX.
En el ámbito de los ensambles, lo mejor de la Semana de Metales de Lieksa fue la actuación de Nordic Brass. En su primera presentación, este rico y sonoro ensamble de metales interpretó obras de Praetorius, Corigliano, Mozart, Poulenc, Grieg y Händel, casi todas ellas arregladas por el trompetista Hans Peter Stangnes, director artístico del grupo.
En esta sesión, el atractivo mayor desde el punto de vista de la pirotecnia instrumental fue la ejecución de las dos arias de la Reina de la Noche de La flauta mágica, de Mozart, con espectaculares intervenciones en las trompetas de alta tesitura de Pasi Pirinen y Mark Bennett.
Días después el grupo Nordic Brass ofreció un programa de música más ligera, en el que salió a relucir una sabrosa combinación de efectividad instrumental y sentido del humor, sobre todo en El carnaval de los animales, de Saint-Saëns, y en una suite de la Ópera de los tres centavos, de Weill.
Más tarde, esa misma noche, Nordic Brass protagonizó uno de los momentos culminantes de la Semana de Metales de Lieksa al interpretar (con un cuarteto de trompetas naturales) una excepcional Serenata del injustamente ignorado barroco checo Pavel Josef Vejvanovsky.
Del concurso internacional de trompeta realizado durante el festival, daré noticia en la próxima entrega.