Se trata de un problema estrictamente ambiental,
asegura el titular de la Profepa
Tarde o temprano serán desalojados los
nuevos asentamientos de Montes Azules
En Arroyo San Pablo el desplazamiento es inminente,
pero antes se utilizará el diálogo
ALONSO URRUTIA ENVIADO
Comitan, Chis., 18 de diciembre. En vísperas
de sostener una nueva reunión con dirigentes de la comunidad del
paraje Arroyo San Pablo -rebautizado Lucio Cabañas por los pobladores-,
el titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente
(Profepa), José Ignacio Campillo, sostuvo que el desalojo del nuevo
asentamiento es inminente, pero se privilegiará el diálogo
antes que utilizar la fuerza pública. "Se buscará convencerlos
de que deben salir", pero está claro que tarde o temprano se deberá
desalojar este asentamiento, porque no es una zona para colonización.
Subrayó que en la eventualidad de que los pobladores
no salieran por voluntad propia, no habría participación
militar en el desalojo. "No se tiene previsto en ningún caso la
intervención del Ejército, el cual ha mantenido una prudente
distancia de acuerdo con las circunstancias y exigencias políticas,
y no se requiere su involucramiento".
Campillo señaló que se ha "magnificado"
un problema que tiene visos de solución y que no tiene otra connotación
más allá de la preservación ecológica. "No
es el momento de volver a inflamar las voces en favor o en contra del movimiento
zapatista, no pretendemos volver a un clima de hostilidad contra el EZLN,
pues estas personas con las que hablaremos mañana no pertenecen"
a ese grupo y el problema, en todo caso, es estrictamente de orden ambiental.
Rechazó las versiones, "absolutamente falsas",
según las cuales la actuación de la Profepa en Montes Azules
pretende preparar el terreno para que inversionistas extranjeros se asienten
en la reserva.
Dijo que este asentamiento reciente -se instaló
a principios de noviembre- no puede permitirse, porque sería dar
una señal equívoca de impunidad y de que la reserva de la
biosfera de Montes Azules es un lugar que se puede colonizar, cuando es
precisamente lo contrario, una zona que es urgente preservar, pues se trata
de 300 mil hectáreas que podrían ser afectadas.
Campillo tuvo que posponer para este jueves su visita
a Arroyo San Pablo ante la imposibilidad técnica de que el helicóptero
que lo transportaba pudiera aterrizar esta tarde-noche. Si bien ya estaban
dispuestos alrededor de 40 elementos de la Policía Federal Preventiva,
no intervendrán por ahora para dar paso a un nuevo encuentro.
En dicho paraje habitan 27 personas, pero lo preocupante,
según la Profepa, es que en casi mes y medio de estancia en la reserva
ya han afectado 4 hectáreas de tierra debido a la tala. En términos
numéricos el problema "es menor, por la poca cantidad de gente,
pero debemos actuar para dar una señal de que no se van a permitir
más invasiones".
La Profepa dio a conocer que la comunidad lacandona -que
tiene el resguardo de la región- ya presentó una denuncia
penal por despojo ante la Procuraduría General de la República,
y la Profepa, a su vez, ha presentado tres demandas por delitos contra
el medio ambiente. Del total de denuncias se han desprendido ya seis órdenes
de aprehensión que no se pretenden ejecutar por el momento para
abrir espacio a la conciliación.
Campillo consideró que existe un clima propicio
para lograr una solución pacífica y dialogada para el caso
del paraje Arroyo San Pablo, pues ha habido contacto permanente con el
gobierno del estado. En principio, dijo que este jueves ofrecerán
el traslado de las 27 personas, entre ellas 16 niños -dos recién
nacidos-, a albergues que ya se tienen preparados y posteriormente buscar
una alternativa.
Al referirse al problema de Montes Azules, explicó
que en conjunto se tienen detectados 42 asentamientos irregulares, ocho
de los cuales se han dado durante el presente sexenio. En términos
generales, las cifras de la Profepa dan cuenta de la presencia de 500 familias
en la reserva ecológica de Montes Azules, que han afectado entre
mil 300 y 2 mil hectáreas.
Según el desglose de la Profepa, sólo algunos
asentamientos tienen una población numerosa, como en los casos de
Nuevo Guadalupe Tepeyac, donde se asientan 90 familias; Taniperla, segunda
ampliación, con 90; Ocotal, 66; El Zapotal, 65, o el asentamiento
8 de Febrero, con 35 familias.
Sin embargo, de acuerdo con la Profepa, el impacto va
más allá de la deforestación con el único propósito
de modificar el uso de la tierra para adecuarla a la producción
agrícola, pues también tiene un efecto directo en la diversidad
de la fauna en la región, por lo cual la protección de la
zona es fundamental debido a la enorme biodiversidad que existe en Montes
Azules y los efectos climáticos que podría tener la deforestación.
Indicó que en algunos casos -cuatro, según
la delegación de la Profepa en Chiapas- son asentamientos considerados
ya como consolidados, en donde se procedería a formalizar su existencia,
pues son comunidades con muchos años en la zona. Otros 30 casos
se discuten en una mesa ambiental -en la que participan el gobierno estatal,
la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales y los dirigentes
de los grupos asentados- y se buscan opciones de reubicación.
De acuerdo con la Profepa en Chiapas, en estos casos se
avanza en el desalojo de las comunidades por vía de la reubicación,
aunque por limitaciones económicas y de tierras se ha dificultado
la solución. En principio, las comunidades aceptan la reubicación,
siempre y cuando sea dentro del municipio de Ocosingo.
Esta condicionante y la escasez de tierra ha encarecido
el costo de la reubicación, que se ha cotizado hasta en 50 mil pesos
por hectárea. En principio el fideicomiso conjunto de los gobiernos
federal y estatal sólo tiene 8 millones de pesos, cifra inferior
a los más de cien millones de pesos que se requieren para la adquisición
de tierras y dar salida al problema.
Campillo explicó que en algunos casos ya se había
logrado la reubicación de las comunidades, pero por algún
incumplimiento en lo que se había ofrecido, regresaron a la zona.
Para el procurador ambiental, la mayoría de los asentamientos tiene
una opción viable de reubicación.
Sin embargo, para los ocho asentamientos que se han dado
en los dos años anteriores, incluido Arroyo San Pablo, aún
no se busca la salida mediante la reubicación, pero se tendrán
que desalojar tarde o temprano.